“No fueron por desgracia los protocolos, sino personas llanas y sencillas, vigilantes de seguridad, celadores, personal sanitario, limpiadoras, médicos… quienes, junto a otros muchos, salvaron realmente la situación aquella noche”: es la otra versión del incendio vivido en la tarde-noche del pasado miércoles en el Hospital Universitario Puerta del Mar de Cádiz, la que ofrecen las secciones sindicales de Autonomía Obrera y CGT.
Sobre las siete y media se declaraba un fuego en una habitación de la sexta planta, planta Covid, que afortunadamente, gracias a la rápida actuación del personal, bomberos y policías, se pudo controlar pronto sin daños personales; aunque hubo que desalojar y reubicar a unos 60 enfermos con coronavirus. Y se detuvo al paciente que presuntamente originó deliberadamente el incidente, al no recibir el alta.
Junta de Andalucía, Bomberos, Policía… todos aplaudieron en caliente el buen funcionamiento del plan de autoprotección de residencia, algo que, pasado unos días, ponen en cuestión desde CGT y AO en una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz: “queremos sacar a la luz, por un lado, cuáles fueron, de verdad, las tristes realidades que acontecieron durante el incendio y, por otro, qué fue lo único que en realidad nos ayudó a salvar la situación”.
Según ambos sindicatos, lo que sí funcionó correctamente “fue, de nuevo, la disposición, la entrega y el coraje de todos los trabajadores del hospital que estaban de turno esa jornada y todos cuantos se acercaron al centro para ayudar en lo que pudieran”.
“No fueron por desgracia los protocolos, sino personas llanas y sencillas, como los vigilantes de seguridad Pepe y Mateo, celadores como Inma, José Antonio o José Luis, personal sanitario como Pili o Lola, limpiadoras como Toñi y médicos como Fernando o José Manuel quienes, junto a otros muchos, salvaron realmente la situación aquella noche; y también intervino, claro está, toda la dirección, así como diversos cargos intermedios que estuvieron en primera línea, como José Manuel o Mara; todos, cada uno en su ámbito hizo lo que pudo y lo que su sentido de la obligación les imponía, pero no respondieron, en absoluto, a planes predeterminados, ni a protocolos concretos de ningún tipo. Actuaron sencillamente como profesionales, como trabajadores de un hospital que responden de manera inmediata y como mejor les dicta su conciencia y saber ante una situación de emergencia muy grave”, se asevera.
CGT y AO insisten en que “resulta absolutamente incierto que los planes de emergencia o los supuestos protocolos funcionaran correctamente”, porque, entre otras razones, “resultan totalmente desconocidos por la práctica totalidad de la plantilla y jamás se ha realizado, por ejemplo, ni el más sencillo simulacro de incendio o evacuación en nuestro centro”.
“LAS TRISTES REALIDADES DE AQUELLA TARDE-NOCHE”
Entre “las tristes realidades que se constataron” durante el incidente, se añade, están que “la alarma sonora de incendio no saltó en la sexta planta de forma automática, sino que tuvo que ser accionada por una trabajadora y que el primer indicio de las llamas (ya extendidas) fueron el humo y el fuerte olor a quemado”; además, una vez generado el incendio en la última habitación del pasillo de digestivo, “no se pudo abordar su extinción con nuestros propios medios porque, entre otras razones, la manguera situada a la entrada de la unidad no llegaba hasta el fondo de la sala”.
Se relata además que el desalojo de los pacientes por parte del personal de la unidad “tuvo que realizarse en medio de la más absoluta oscuridad, porque, tras el apagón provocado por el incendio, no había luces de emergencia, ni se disponía de ningún generador de luz alternativo que facilitara la evacuación”. Y por no haber, “tampoco se disponía de linternas de emergencia para poder actuar y el personal tan sólo pudo utilizar las luces de sus propios móviles”.
Por otro lado, las escaleras del ala este del hospital (las que dan acceso a la vertical donde se encuentra el control de digestivo) “estaban y están inaccesibles desde la planta baja del centro”; al tiempo que esa jornada “también estaba totalmente clausurada la escalera central (y principal) del hospital por las obras de instalación de un ascensor en el hueco de la misma que la dirección se ha empeñado en colocar en ese espacio”.
Por ello, se apunta, los bomberos tuvieron que acceder finalmente al punto del incendio a través de las escaleras de emergencia en la fachada principal; que a su vez “se encuentran en un estado deplorable, sin que su mejora haya sido objeto de interés por parte de la dirección a la hora de emprender la multitud de obras ‘de mejora’ que se vienen emprendiendo desde antes del pasado verano”.
Una vez que se extinguieron las llamas y hubo que abrir las ventanas para que saliese la gran cantidad de humo acumulado, “hasta la simple localización de los pomos de apertura para poder hacerlo (las ventanas no los tienen fijos) se convirtió en una angustiosa odisea”.
“Todas las actuaciones, tanto en materia de extinción como de evacuación, se desarrollaron de forma totalmente espontánea y sin que obedecieran a ningún directriz única, ni plan preconcebido de ningún tipo”, se insiste desde Autonomía Obrera y CGT.
Ambas centrales sindicales, en referencia al presunto causante del incendio, también ponen en cuestión que “tal vez” no se supo valorar adecuadamente, “ni abordar tampoco terapéuticamente”, cuáles eran los verdaderos riesgos de un paciente en situación de demencia por su patología, con unos elevados niveles de ansiedad, con declarada decisión de salir del hospital y con otro antecedente parecido días antes. “Tal vez, y no lo decimos sólo por este paciente, sino por todos los pacientes covid, una de las asignaturas pendientes que no terminamos de abordar sea el correcto abordaje psicológico e incluso psiquiátrico de estos enfermos, muchos de ellos mayores, que se ven obligados a sufrir en soledad la enorme tragedia que esta enfermedad conlleva”.
“RECONOCER LA VERDAD Y RESOLVER LOS PROBLEMAS”
“Entendemos que la actuación natural de cualquier responsable público y hasta de cualquier persona sin cargo alguno, incluidos nosotros, tienda a ser siempre la de ocultar nuestros errores y destacar al máximo nuestros presuntos aciertos. Pero, tras ese inevitable primer momento, tiene que pasar a preponderar la obligación inexcusable que todos tenemos de reconocer la verdad y resolver los problemas reales que se esconden bajo esa primera y débil cortina de supuesta perfección que siempre anteponemos”, se reflexiona.
Y es que CGT y AO consideran que “justificar actuaciones puede servir para salir del paso y quedar bien en los medios, pero sólo resolver de verdad los problemas de fondo nos ayudará a no repetir tragedias similares, que pueden resultar aún más graves”.
