Háganse una imagen de la foto

CARTA AL DIRECTOR enviada por: Juan Antonio Márquez Izquierdo, de El Puerto

Háganse una imagen de la foto; Catamarán El Puerto-Cádiz, mediodía, a eso de las 13.30 horas más o menos. Sol en todo lo alto que cae desparramando sus lengüetazos de luz y calor por todo el barco. Catamarán que empieza a moverse y trifulca casi desde el inicio a bordo.

Dije bien, trifulca. Yo que lo veo todo desde la barrera, es decir, todo esto me coge bien alejado del asunto, justo en la otra punta trasera de donde ocurre el incidente de lo cual me alegro al instante. ¿Qué es lo que veo?; pues, a ver, a un hombre de mediana edad, de pie, junto a uno de los asientos vacíos, mostacho bien poblado, cuajado, entrado en carnes, fuerte, calvete, alto y con maneras y acento de tipo de “Despeñaperros parriba”, un medioturista que se da un par palmaditas en la cara y esgrime seco algo así como: “qué cara tienen algunos”, dirigiéndole una mirada altanera a un otro que está a unos 15 metros en mitad del suelo de madera del barco que se retuerce en la silla y mediopregunta, mediogrita ¿qué dices tonto, me hablas a mí? y manifiesta algo así como: “tú no sabes quien soy yo”, y acto seguido se pone de pie, recorre los 15 metros que los separan y sin mediar palabra le agarra por el cuello al turista de acento distinto al andaluz y le grita improperios de todo tipo y el personal que viaja en el  catamarán lo pasa mal de cojones.

Yo lo sigo viendo todo desde la barrera pero créanme que no lo paso mejor que ninguno y me pregunto donde maldita sea se encuentra la Guardia Civil o cualquier autoridad que le corresponda velar por la seguridad ciudadana en este tipo de servicios y embarcaciones. Mientras los dos gallos siguen a lo suyo, nadie mueve un dedo pero si se aceleran los corazones al máximo, al unísono. Ahora si digo que el otro, el que hablaba con mi acento era de raza gitana me echarán algunos los perros, pero aquí va la descripción: de raza gitana, mucho más joven que el turista guiri no andaluz si nacional acompañado de otro que se decía familia y muy, demasiado diría yo, echado palante. Sentí vergüenza ajena, que uno de los míos, gaditano, portuense, de donde fuera, blanco, azul, chino o gitano, se dirigiera así a alguien y lo cogiese en una actitud violenta a otra persona.

“Tú no sabes quien soy yo”, repetía, pues francamente amigo, me da igual quién eres, pero muy muy bien no lo hiciste aquel día; quizás tenias tus razones, tu hijo, según decías estaba malito, pero eso, amigo mío, no te justifica para nada aquello que hiciste.

Un grupo de hombres más jóvenes entre los que yo me encontraba mirábamos la escena rezando porque no fuera a más, porque si no hubiéramos tenido que mediar sin pensar y bueno, mejor no entrar que no están los juzgados para recibir más denuncias ni leches parecidas. Así que al final se soltaron y no fue a mayores.

Y yo me pregunto: ¿a quién corresponde la seguridad en los ferrys de la Bahía de Cádiz?, se trata de un Consorcio de Transportes según tengo entendido, es la Guardia Civil la que debe velar en todo momento por ella? Imaginemos que me coge el altercado con niños y muy cerca de donde estaban ellos cuando se agarran y que con los empujones me tiran a mí o a ellos mismos por la borda en un golpe o empujón mal dado, ¿quién proporciona la seguridad en este tipo de transportes? Sería recomendable que hubiera una pareja de la Guardia Civil siempre por norma en este tipo de embarcaciones y que no lo hicieran de una manera discrecional como así de momento se está produciendo tras informarme en la taquilla de oficinas de Cádiz como hice nada mas bajarme.

Les aseguro que lo cuento tal como lo vi porque estuve allí. A ver si toman nota lo que tengan que tomarla y no nos hacen pasar un mal rato precisamente a los que queremos echar un buen rato en nuestro bahía pongamos un día cualquiera de la semana. Por cierto, era mi día libre y sólo quería acercarme a Cádiz a disfrutar de ella y con ella. Lo conseguí, pero a medias. DIARIO Bahía de Cádiz