“Tras sortear numerosos obstáculos, por fin podemos dar esta magnífica noticia para la ciudad y para los vecinos. Gracias por vuestra paciencia y comprensión”. Son palabras en redes sociales de la alcaldesa de San Fernando, Patricia Cavada, informando de un paso casi definitivo para la reactivación de las obras parque metropolitano de La Magdalena; hoy una escombrera tras meses de abandono de una prometida actuación que se inició en 2022 pero se paralizó al poco de empezar.
El Ayuntamiento acaba de firmar el contrato con la adjudicataria seleccionada entre las trece empresas presentadas a la segunda licitación: la firma jerezana Manuel Alba se encargará de hacer realidad el menguado proyecto por algo más de 12,1 millones de euros (la licitación rondaba los 13,5 millones) y un plazo de ejecución de 12 meses, si no vuelven a surgir contratiempos.
De este modo, se supone que la actuación podría inaugurarse a lo largo del verano de 2026, incluso siendo muy optimistas, para la Feria del Carmen, a mediados de julio; evento que debido al empantanamiento de La Magdalena, estos años se está celebrando enclaustrada en el Parque Almirante Laulhé (y los cacharritos, junto a Bahía Sur).
Una vez replanteado el proyecto inicial por los problemas con el suelo (una antigua salina), esta iniciativa “transformadora” promete dotar a La Isla de un parque urbano de 125.000 metros cuadrados, del “mejor recinto ferial de la provincia” y también de un paseo marítimo que será “una ribera de ocio, gastronomía y oportunidades” y que, en definitiva, “permitirán dar un nuevo salto cualitativo a la ciudad” generando este espacio “de nueva centralidad”, apuntaban meses atrás la primera edil del PSOE en una nota trasladada a DIARIO Bahía de Cádiz.
UN CULEBRÓN CON SOBRECOSTE
En principio esta inversión iba a suponer unos 7,5 millones de euros financiados con los desaprovechados fondos europeos de la EDUSI, pero en esta segunda licitación el coste se ha disparado hasta los 13,5 millones (aunque finalmente no llegará a los 12,2 millones, si no hay novedades durante los trabajos) y a pagarse todo, en principio, con dinero de las arcas municipales. Aunque el Ayuntamiento aspira a nuevos fondos de la UE, los EDIL, y entre las actuaciones comprometidas se ha colado otra vez La Magdalena.
La obra se la adjudicó en un primer momento la UTE Aitana-Rhodas, y llegó a iniciar el movimiento de tierras, pero se detuvo por el mal estado del terreno (cuestión que no se detectó en las catas de partida, y que está en el origen de todo el culebrón posterior).
Ello obligó a una modificación del proyecto, haciéndolo menos ambicioso, y con el nuevo documento listo se vendía hace más o menos un año que la primera constructora había dado su visto bueno a continuar adelante (en base a una sustancial subida del presupuesto), y que los trabajos se retomarían a lo largo del verano de 2024.
Sin embargo, pasaron los meses sin novedades, llegó el otoño y el Consistorio isleño se cansó de esperar: procedió a resolver el contrato acusando a esta unión de empresas de “mala fe”, por provocar “retrasos en la tramitación de los expedientes con tal de obtener un beneficio económico sin ejecutar la obra”, y pasó a lanzar una segunda licitación.
Ya el pasado marzo el Consejo Consultivo de Andalucía dictaba resolución favorable al Ayuntamiento frente al recurso de Aitana-Rhodas tratando de ingresar una indemnización mayor de la que le corresponde, lo que ayudaba a seguir avanzando en el proceso de adjudicación que ahora llega a su fin con la firma del nuevo contrato. Ahora sólo toca ver las máquinas y los obreros sobre el terreno para creerse por fin en la venidera dignificación de La Magdalena y su entorno.
