Cada día son más las ciudades que toman la senda que conduce a limitar el tráfico en el interior de la ciudad a lo imprescindible: residentes, reparto, servicios. Una de ellas es Pontevedra, que ha experimentado un cambio tan fenomenal que se ha convertido en un modelo dentro y fuera de nuestras fronteras: ha recibido distinciones como el Premio Intermodes de la Agencia Europea Intermodes (Bruselas), el Premio Hábitat de la ONU y el prestigioso Center for Active Design Excellence Award, (Fundación Bloomberg de Nueva York), y el influyente pedagogo italiano Francesco Tonucci propone abiertamente a Pontevedra como modelo para la red internacional de Ciudades para los Niños.
¿Qué ha pasado en Pontevedra? Lo relata el libro Pontevedra: otra movilidad, otra ciudad. La experiencia de transformación 1999-2015, editorial Pons seguridad vial (2015). Pontevedra, una ciudad de unos 80.000 habitantes, hacia 1999 estaba atestada de coches. Cada día entraban en ella 74.000 vehículos, provocando una situación desastrosa: plazas públicas utilizadas como estacionamientos, atascos permanentes, contaminación acústica y del aire, incomodidad crónica para peatones, peligrosidad que expulsaba a los niños de las calles. Las medidas que el Ayuntamiento tomaba para “mejorar el tráfico” si conseguían algo era atraer a más coches aún.
La situación parecía irremediable. Pero el Ayuntamiento encontró un camino hacia una solución cuando cambió radicalmente sus políticas, en 1999. Lo hizo fijando cuatro objetivos:
1) Reducir el peligro de las calles limitando la velocidad de circulación a 30 o incluso a 20 km/h en la ciudad.
2) Facilitar el tránsito por la ciudad a personas con movilidad reducida y peatones en general ampliando las aceras y eliminando obstáculos.
3) Dar preferencia a la movilidad peatonal y ciclista.
4) Reducir drásticamente el tráfico limitando la circulación y el estacionamiento a casos justificados.
Los resultados fueron inmediatos: la entrada en el centro se redujo de 74.000 a 22.000 vehículos/día. La velocidad media de circulación, pese a estar limitada, paradójicamente aumentó, al eliminarse la congestión. El 81% de los niños entre 7 y 12 años va hoy andando al colegio (más de la mitad solos), y vuelven a jugar en las calles autónomamente. Los atropellos de peatones pasaron de 69 en 1998 a 4 en 2013. La población del centro pasó de disminuir a aumentar (un 33% en 15 años).
Para dar a conocer en Cádiz la experiencia de Pontevedra, la Asamblea Ciclista de la Bahía de Cádiz (ACBC) se ha reunido en últimos meses con cada uno de los grupos políticos municipales entregándoles el libro que relata la transformación de la ciudad gallega. La respuesta de todos los grupos políticos ha sido muy receptiva. Todos se han mostrado muy interesados en la experiencia pontevedresa y, es más: todos se han manifestado a favor de iniciar reformas para dejar atrás el modelo actual de movilidad.
Ojalá las calles y plazas de Cádiz empiecen pronto a transmitirnos esa calma y ese bienestar que nos transmiten otras ciudades cuyos políticos se han mostrado más valientes en el camino hacia la peatonalización. Los grupos políticos de nuestra ciudad se muestran favorables a avanzar en esa dirección. Desde la ACBC les pedimos que unan esfuerzos para dar pasos reales hacia ese objetivo que beneficia a toda la sociedad y para ello ofrecemos nuestra disponibilidad, apoyo y colaboración. Construir una ciudad más amable pensando en las personas que la habitan es una labor de toda la ciudadanía. DIARIO Bahía de Cádiz
ARTÍCULO DE: Asamblea Ciclista de la Bahía de Cádiz
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