CRÍTICA. Con muchas, muchísimas tablas a sus espaldas, Manuel España y el resto de la formación actual de La Guardia, demostraron en Chiclana no haber perdido el buen rollo en el contacto directo con su público, dedicándose por completo a él, antes, durante y después del concierto. Un lujo para los asistentes, que pudieron fotografiarse con los componentes del grupo en el ‘photocall’ sin ningún tipo de corte y en un ambiente totalmente relajado.
El pasado sábado 24 la Sala Kambalaya prácticamente se llenó, pese a que el día no podía ser peor: fuera un frío húmedo con viento norte que pelaba, alrededor de cinco grados, y final del mes de enero, con los bolsillos con telarañas (si aún cabe más), y la hora, un poco tarde, las 00.30. Pero el esfuerzo de los que asistieron se vio recompensado y mereció la pena, por el buen rollo del concierto, por su duración, y por el sonido sin ardides, en un formato que me recordó mucho al ambientillo del Honky Tonk de Madrid en sus buenos años…
Y el concierto en sí, pues estupendo, de muy, muy, buen rollo: casi todas las canciones significativas de La Guardia fueron cayendo, tema por tema. Un concierto pensado con dos partes diferentes: “La oficial”, con el repertorio al completo de los grandes éxitos, y una segunda parte, donde hubo improvisaciones varias, y bises de todos colores. El público demostró saberse al dedillo las canciones de esta formación granaína, que llegó al podio de los grupos importantes de la música española de los 80.
La actual formación de La Guardia que vi el sábado en Chiclana, puedo decir que está en forma, y que ponen en escena todo el repertorio sin complicaciones, y con una fluidez envidiable, pasando del sonido telecaster al acústico de las epiphone, y acabando con el rock en vena: bending, ligados y armónicos en sucesiones de riffs para poner los vellos de punta, a base de guitarra, bajo y batería.
Las letras, pues ya saben, lo de siempre: la vida, el amor y el desamor, en fin lo que llega siempre a los corazones y que nunca pasa de moda, con todo el arte de Manuel España, el alma del grupo, capaz de hacer que parezca sencillo lo que es tremendamente difícil.
Aunque las canciones de La Guardia es cierto que no pasan de moda, también lo es que le deseamos a la formación la suerte de dar con la tecla en sus nuevas composiciones, en el sentido de conectar con el público por debajo de la cincuentena de edad, pues eché de menos gente un poco más joven en el concierto. En fin, cosas también del fin de mes, supongo, pues había que pagar entrada… Lógico.
Un rato excelente el que pasamos el sábado en la Sala Kambalaya viendo a La Guardia, y un consejo para ellos: el buen rollo está en no bajar la guardia… DIARIO Bahía de Cádiz Jesús Sánchez Ferragut
FICHA DEL CONCIERTO:
La Guardia en concierto
Sala: Kambalaya. Chiclana.
Fecha: 24 de enero de 2015
Aforo: Casi completo