JORNADA 15. Nuevo derbi andaluz en el Nuevo Mirandilla, ante la visita de un Córdoba recién ascendido a Segunda, entrenado por el excadista Iván Ania y por delante en la clasificación de un Cádiz con urgencias, partido tras partido, por demostrar su teórica superioridad y por salir de abajo cuanto antes.
“Buscamos seguir siendo un equipo que quiere llevar la iniciativa y tener equilibrio. Contra el Córdoba va a ser una lucha entre dos conjuntos que van a tratar de llevar la iniciativa, va a ser un partido bonito. Tenemos muchas ganas de poder hacer un buen partido, lo vamos a hacer porque se ve mucha ilusión en los jugadores. Yo creo en las dinámicas y pienso que esto va a cambiar”, apuntaba en la previa el segundo entrenador amarillo, Toni López, ante la indisposición de Paco López, que tampoco se sentaría en el banquillo cumpliendo su última sanción.
Y ante la baja de Rubén Alcaraz y la insospechada ausencia de Kouamé (ni en el banquillo, tras un rifirrafe en los entrenos con Alarcón), el Cádiz saltaba al verde con San Emeterio y Escalante en el centro del campo. Además, David Gil, en portería; Zaldua, Matos, Chust y Kovacevic, en defensa; Ontiveros y Ocampos, en los extremos; y como hombres más adelantados, Roger Martí y Carlos Fernández.
Con Brigadas Amarillas en “huelga de animación” en los primeros minutos ante el maltrato que dice recibir de la directiva (“lejos de mejorar la situación institucional y deportiva, parece más importante censurar a quienes están en contra de esta gestión”, denunciaron en redes sociales), y unas 16.000 personas en las gradas (unas 300 de la afición cordobesa), arrancaba el choque de sobremesa dominical, tras los ya casi tradicionales cánticos de “¡Vizcaíno, dimisión; vete pa Sevilla, no te queremos!”, y un minuto de silencio por las víctimas de la tragedia en el País Valencià.
Empezaron los gaditanos plantados con ganas, intensidad, sintiéndose por delante de un rival algo sobrepasado ante las intentonas de los de casa, que tenían su primera gran ocasión en el 8, con una genialidad de Ontiveros, una vaselina que se topaba con la madera.
Sin embargo, el choque se iba igualando y espesando, y en el minuto 19 era el Córdoba el que, en una acción aislada, asustaba con un trallazo al palo de Antonio Casas. Es más, los visitantes ahora iban ganando confianza y sacando a relucir las dudas atrás del Cádiz, y la impaciencia de la grada. Para colmo, rondando el 30 se retiraba Zaldua lesionado, y entraba en su lugar, entre importantes pitos, Fali.
En la siguiente acción, en el área blanquiverde, Roger era derribado (o lo parecía) por el portero, y el VAR se chivaba, obligando al árbitro a verlo repetido y a pitar el penalti. Desde los once metros, lanzaba el delantero marbellí al cuerpo de Marín, pero acertaba en el rechace y hacía el 1-0. Poco después, David Gil salvaba con reflejos el empate, un disparo de Carracedo.
Y en el mismo momento en el que se decretaban siete minutos de descuento, en un lio de piernas y casi mordiscos dentro del área pequeña cordobesista el balón ¿traspasaba la línea?: el dichoso VAR buscaba su protagonismo, el árbitro generaba suspense… y el 2-0 subía al marcador, adjudicándose el extraño gol Roger Martí.
Todavía habría tiempo en el generoso descuento a trompicones para que Casas estuviera cerca de establecer el 2-1, con un cabezazo que se iba fuera por poco.
SEGUNDA MITAD PRESCINDIBLE
A la vuelta del descanso, los de Paco López, acariciaban el tercero con un cabeceo de Carlos Fernández, rebañando un espectacular centro de Ocampo. El sevillano no duraría mucho más en el verde, y antes del 55 era sustituido por Chris Ramos.
El cordobesista Theo Zidane, en el 60, con todo a favor, mandaba la pelota a las nubes, en una fase del partido descontrolada. Sin que nada se aclarara, en el 69 eran Álex Fernández, Sobrino y Alejo los que entraban en juego por parte amarilla, sentando a San Emeterio, Brian y al ovacionado Ontiveros.
Seguía sin pasar mucho, y al borde del 80, tras unos minutos con Rubén Sobrino doliéndose, el VAR volvía a advertirle algo al árbitro, y casi pita otro penalti… solo señalaba amarilla a un rival por el forcejeo sin balón.
A estas alturas sobresalía la indolencia en todos los rincones del estadio, no se intuía que ninguno de los dos conjuntos tuviera muchas más ambiciones que llegar primero a las duchas. Y en el 86, Gil salvaba otra vez el primero del Córdoba, en un arreón puntual de pundonor de los hombres de Ania, expulsado en el tiempo añadido, siete minutos más de ¿fútbol profesional?
Tres puntos que suman en el esmirriado saco del Cádiz (17 puntitos en 15 jornadas) que, pese a la victoria ante el peor visitante de la categoría, continúa sin convencer. Las muchas caras de indiferencia de la afición decían casi todo al abandonar el estadio, a la hora de la merienda.
“Las victorias vienen bien para la confianza, la tranquilidad. Al menos estamos mostrando otra cara a nivel de resultados”, reflexionaba Paco González en el postpartido; repasando que “el encuentro empieza bien por nuestra parte, pero al primer traspiés nos resentimos mucho. El segundo tiempo, entre los problemas físicos y la cabeza como está… Encima el Córdoba ha tenido sus ocasiones. Todo lo que sucede es más por demérito de nuestra ansiedad que otra cosa”. “Nos aferramos a seguir trabajando, pese a que las sensaciones no son excesivamente buenas. Hay que ganar dos o tres partidos para ver las cosas de otra forma. Y eso hay que buscarlo”, sentenciaba el entrenador valenciano. DIARIO Bahía de Cádiz