Navantia ha celebrado en la mañana de este miércoles en su astillero de Puerto Real la ceremonia de amadrinamiento y entrega al Grupo Ibaizábal del ‘Monte Ulía’, el cuarto y último de los petroleros Suezmax contratados en 2015. Un programa que ha significado que, dos décadas después, Matagorda volviera a construir petroleros; los tres buques anteriores se han ido entregando en abril y julio de 2018, y en enero de este 2019. Se supone que este encargo de más de 725.000 horas por barco, ha dado trabajo a unas 3.000 personas.
¿Pero ahora que se acabaron lo petroleros, qué? La presidenta de Navantia, Susana de Sarriá, ha asegurado que la actividad no decaerá en estos astilleros (es más, habla de que se seguirá dando trabajo a 3.000 personas, principalmente de contratas) con tres contratos eólicos ya previstos y asumiendo parte de la faena de Navantia Cádiz y San Fernando: reparaciones de cruceros y el programa de las corbetas de Arabia Saudí.
De Sarriá ha agradecido en este acto a Ibaizábal y a Total la confianza depositada, y a la plantilla de la compañía el esfuerzo realizado para cumplir con éxito las previsiones de un programa “muy exigente en plazo y calidad”.
Además, ha vuelto a remarcar que los astilleros de la Bahía de Cádiz son “pieza clave” en el Plan Estratégico de Navantia. Un plan que prevé para Puerto Real “ambiciosos proyectos de construcción”. En este punto, se ha repetido, sin dar fechas concretas, que se está trabajando “intensamente” en la definición de nuevos buques para el Ministerio de Defensa español como el BAM IS y el ferry o barco de transporte para el Ejército de Tierra, así como en “otras oportunidades” de construcción naval civil.
Mientras no llega esta faena, la presidenta de Navantia ha afirmado que Matagorda se va a convertir en “un astillero de referencia en eólica off-shore” con tres contratos ya firmados cuya construcción “empezará en breve” y que “aportarán 800 empleos”.
Por un lado, está la subestación para un campo en Noruega para la empresa Aibel. Los trabajos de fabricación comenzarán en agosto, con un alcance de medio millón de horas de trabajo, ocupando a una media de al menos 350 personas. Además, se harán 20 upper jackets para un macroproyecto eólico en el Mar del Norte; esta carga de trabajo asciende a 382.000 horas de montadores, soldadores, pintores, electricistas y servicios auxiliares, lo que supone una generación de unos 250 puestos de trabajo durante el año que durará el contrato. Y por otro lado, también está cerrada la construcción de una estructura flotante para eólica off-shore, para el campo Kinkardine en Reino Unido, que Navantia aborda impulsando la colaboración de sus astilleros de Fene y Puerto Real, y que aporta a este último astillero de forma inmediata 250.000 horas de trabajo, más de 200 empleos: “esta colaboración incrementa nuestras capacidades y así podremos aspirar a contratos de mayor volumen”.
A estos programas menores, se añaden los bloques que está construyendo para el programa de las polémicas corbetas de Arabia Saudí (que se llevan a cabo principalmente en San Fernando), y que “son equivalentes a dos buques completos”, lo que supone más de un millón de horas de trabajo y unos 1.000 empleos.
Además, en los próximos meses y a lo largo de 2020 en el dique de Puerto Real se van a reparar hasta cinco grandes cruceros (una faena que hasta ahora se concentraba en el astillero de Cádiz), que ocuparán a unas 1.200 personas.
En definitiva, según recoge DIARIO Bahía de Cádiz de fuentes de Navantia, Susana de Sarriá ha dicho que “el ambicioso Plan Estratégico aprobado gracias al apoyo de la SEPI y el Ministerio de Hacienda contempla para el futuro de Puerto Real importantes programas de construcción naval y diversificación”. Pero además, este astillero “tiene un presente con suficiente carga de trabajo gracias a los tres proyectos eólicos, a los bloques de las corbetas, y a las reparaciones de cruceros, que en los próximos años aportarán conjuntamente más de 3.000 empleos directos, la mayoría de ellos para la industria auxiliar”.
EL ÚLTIMO PETROLERO
El petrolero ‘Monte Ulía’, el cuarto de los construidos desde 2016 en la Bahía, ha sido amadrinado por la vicepresidenta de la división de Crudo de Total, Emmanuelle Dusausoy. Al acto en Puerto Real también han acudido, entre otros, el ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos; el presidente del Grupo Ibaizábal, Alejandro Aznar; el presidente de Trading & Shipping de Total, Thomas Waymel, y su director general, Luc Gillet; y el consejero de Hacienda, Industria y Energía de la Junta de Andalucía, Juan Bravo.
Este tipo de petroleros se denomina Suezmax porque sus dimensiones les permiten navegar por el Canal de Suez. Sus magnitudes más destacadas son: 274 metros de eslora, 48 metros de manga y un peso de 156.000 toneladas; cuenta con las optimizaciones más avanzadas, tanto en eficiencia energética como de transporte de carga y seguridad. Con estos buques Navantia ha logrado asimismo un hito a nivel internacional en la instalación de piezas impresas en 3D en la fase constructiva.
La construcción de cada uno de los cuatro petroleros Suezmax contratados en 2015 (tras meses y meses de negociación y promesas, curiosamente en tiempos preelectorales) ha supuesto más de 725.000 horas de trabajo. Total ha contratado dos buques a Grupo Ibaizabal para incorporarlos a su flota, “demostrando de este modo su apoyo a la industria Europea”. Los dos primeros fueron para Cepsa bajo la modalidad de time charter, dentro de su programa de renovación.
A mediados de marzo de 2018 se entregó el ‘Monte Udala’ (el primer petrolero que se ponía en el agua “en España y en Europa” en más de 20 años); en julio, el segundo, el ‘Monte Urbasa’; en enero de 2019, el tercero, el ‘Monte Urquiola’; y ahora el cuarto y último, el ‘Monte Ulía’. Para este ajustado contrato, la empresa pública naval española alcanzó un acuerdo con la empresa DSEC (Daewoo Shipbuilding Engineering Company) para el suministro de la ingeniería, equipos y materiales.