Hace poco volví a ver de nuevo la película ‘Salò o los 120 días de Sodoma’, dirigida por Pier Paolo Pasolini en 1976. Me parece una gran película del cineasta italiano, quien después de estrenar ‘Los cuentos de Canterbury’, ‘Las mil y una noches’ y ‘El Decamerón’, tres cantos a la vida y a los placeres de esta, llenas de colores cálidos, decide hacer el canto frío a la muerte y a la degradación humana en contraposición a las tres anteriores. Pero os confieso que me cuesta mucho verla. (*)
El grupo de turistas, ellos con visera, pantalones bombachos y sahariana color crudo, ellas con sombrilla de encajes, bolsos a juego y vestidos a juego con los de los hombres, se dirige a toda prisa por el muelle del puerto. El buque de bandera inglesa está a punto de zarpar para realizar una visita por las costas de la Tierra de Fuego al sur de la Patagonia.
Es alrededor de 1860 y dentro del programa de a bordo, como uno más de los divertimentos, se realizará un concurso de tiro al blanco con objetivos móviles, pero sobre las familias de indios, hombres, mujeres y niños que pueblan esas costas.
Al terminar el crucero, según el barco entra en el puerto, en un acto que bien puede ser recogido por la prensa de crónicas sociales de la época, se reparten los correspondientes trofeos al ganador y/o ganadora que más nativos ha matado.
En Milán, un juzgado ha reabierto la investigación por la organización de safaris humanos en Sarajevo en el periodo comprendido entre los años 1992 y 1996. Durante este periodo, por el equivalente a unos cien mil euros, ricos europeos, con toda probabilidad incluidos también españoles, participaban en el tiro al blanco para abatir, normalmente, a musulmanes que andaban o corrían huyendo por las calles.
no son personas, ni mucho menos animales, estos son mucho más nobles. No son ni alienígenas que comen ratones, ni zombis. Son monstruos, pero que están entre nosotros
En el precio estaba incluido el desplazamiento desde su ciudad de origen a Sarajevo, un puesto de tiro, arma y municiones y vuelta a casa con su familia. Un aspecto importante es que no es un precio fijo, los cien mil euros (o ciento dieciséis mil dólares) son el estándar, variará si el abatido o abatida es un anciano, una mujer adulta o un niño, siendo los más caros, según su terrible lógica, los de menor edad.
Por cierto, el eurodiputado Jaume Asens ya ha pedido a la fiscalía que investigue, aclare y ponga en manos de la justicia a los participantes españoles en esta atrocidad durante el asedio a esa ciudad en la guerra de Bosnia. Los safaris de la muerte, simplemente vomitivos. Es imprescindible conocer a los participantes y que asuman su responsabilidad, que reciban al menos un rotundo desprecio social, de lo contrario esta gangrena seguirá avanzando hasta pudrirlo todo.
Una película y dos realidades que me producen fatiga y unas ganas tremendas de vomitar. No son personas, ni mucho menos animales, estos son mucho más nobles. No son ni alienígenas que comen ratones, ni zombis. Son monstruos, pero que están entre nosotros, incluso seguro que coincidimos en el banco del parque, o en la misma clase, pero tienen que sentir el aliento en sus nucas, tenemos que acabar socialmente con ellos, para que la humanidad pueda seguir siendo el conjunto de hombres y mujeres dignos y orgullosos de serlo.
(*) Sinopsis de la película de ‘Saló’: Cuatro fascistas reúnen a nueve mujeres y hombres jóvenes, sometiéndolos a 120 días de sufrimiento como esclavos sexuales, torturándolos física y mentalmente. DIARIO Bahía de Cádiz












