Pasado el ecuador del mes de septiembre, el Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen Jerez-Xérès-Sherry y Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda ha dado por concluida la vendimia 2025, que comenzó oficialmente el pasado 5 de agosto.
A estas alturas, únicamente se mantiene la entrada en lagar de pequeñas partidas de uva destinadas al asoleo para la elaboración de vinos dulces, por lo que puede darse la campaña prácticamente por cerrada.
Una vendimia que se salda con una producción total estimada de 35 millones de kilos de uva, lo que supone un rendimiento medio de 5.500 kilos por hectárea. Estos datos confirman una campaña “corta y compleja”, marcada en primer lugar por la fuerte incidencia del mildiu como consecuencia de las lluvias registradas en mayo; ello redujo las expectativas de cosecha en torno a un 30% respecto al año pasado.
Junto a esta reducción notable de volumen (el pasado 2024 se cosecharon unos 62 millones, casi el doble), se ha unido una intensa ola de calor persistente durante parte de julio y agosto que complicó el proceso de maduración de la uva: la ausencia de la tradicional ‘blandura nocturna’ (esa humedad y frescor aportados por la cercanía del mar y los rocíos) provocó que la viña no recuperara por las noches, dando lugar a una uva que perdió líquido y, con ello, peso.
A pesar de estas complicaciones, los técnicos del Consejo Regulador destacan que la uva ha llegado a los lagares “en buen estado sanitario y con un grado medio en torno a los 12,5º, parámetros” que aseguran una correcta vinificación.
“El esfuerzo de los viticultores ha sido determinante para afrontar con éxito una campaña que exigía vigilancia constante y decisiones rápidas en el momento de la recolección”, se subraya en el comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz.
“LOS VINOS DE JEREZ NO DEPENDEN DE UNA SOLA VENDIMIA”
Desde el Consejo Regulador se aclara que los vinos de Jerez y la Manzanilla de Sanlúcar cuentan con una particularidad única: “su calidad y disponibilidad en el mercado no dependen de una sola vendimia”. Gracias al sistema de criaderas y soleras, las bodegas pueden compensar los efectos de campañas más cortas o complicadas con la aportación de otras más generosas, como la de 2024, que fue especialmente abundante.
Este modelo de crianza, basado en la mezcla dinámica de distintas cosechas a lo largo del tiempo, “garantiza tanto la continuidad y calidad de los vinos como la diversidad y riqueza de estilos que caracterizan al Marco de Jerez”, se destaca.
Y es que cada vendimia presenta sus “propios retos”, pero en conjunto, “todas forman parte de un proceso en el que la experiencia de viticultores y bodegueros, unida a las características singulares de la zona, permite elaborar unos vinos de calidad internacionalmente reconocida”.
De este modo, esta campaña, aunque corta en volumen, vuelve a poner de relieve la capacidad de adaptación del viñedo del Marco de Jerez a las extremas condiciones climatológicas y la solidez de un sistema de crianza que trasciende las variaciones de cada año agrícola.
Este Consejo Regulador aglutina a 1.750 viticultores (con explotaciones desde Sanlúcar a Chiclana) y unas cien bodegas situadas en el llamado Marco de Jerez. Se trata de vinos de una extraordinaria variedad y un carácter genuino, con una larguísima tradición exportadora y con marcas que representan auténticos iconos españoles en todo el mundo.
                                
			
                                
                                















