En estos días, muchas localidades gaditanas se visten con los colores del arcoíris para conmemorar el Día del Orgullo LGTBIQA+. Calles, fachadas institucionales y espacios públicos exhiben banderas y mensajes de apoyo al colectivo. Sin embargo, desde distintos colectivos sociales y espacios críticos se denuncia una creciente pérdida del sentido reivindicativo y político de esta jornada.
Se está vaciando de contenido político y convirtiendo en una fiesta institucional sin mensaje. El Orgullo ha pasado de ser una jornada de lucha -con actividades, exposiciones, proyecciones y espacios de denuncia social- a convertirse en un escaparate superficial, marcado por la estética, la purpurina y el espectáculo, dejando fuera las realidades más duras que enfrenta el colectivo. Personas trans, racializadas, migrantes o en situación de exclusión siguen sin ver reflejadas sus demandas en los discursos oficiales.
Una de las principales fuentes de malestar para estas organizaciones es la participación de partidos políticos como el PP y la ultraderecha. Resulta incoherente ver cómo ciertas fuerzas políticas se suman al Orgullo mientras respaldan o toleran discursos y políticas que restringen nuestros derechos. No se puede ondear la bandera arcoíris mientras se vota en contra de leyes que nos protegen.
En localidades como El Puerto de Santa María, Cádiz y Jerez se percibe con especial claridad la pérdida del carácter autogestionado y colectivo de la celebración del Orgullo. En lugar de construirse desde abajo, con la participación real del tejido social y activista, muchas de estas conmemoraciones han sido absorbidas por las instituciones desde una perspectiva vacía, más cercana al marketing que a la memoria y la justicia. Más allá de la fiesta, el Orgullo necesita recuperar su sentido transformador.
no se puede ondear la bandera arcoíris mientras se vota en contra de leyes que nos protegen
Porque el Orgullo sigue siendo urgente. Los discursos de odio, las agresiones LGTBIfóbicas, la precariedad laboral y vital, y la falta de acceso efectivo a derechos básicos siguen presentes. Frente a esto, los colectivos llaman a no conformarse con gestos simbólicos y a volver a las calles con un mensaje claro, firme y combativo.
El Orgullo no es solo un día de fiesta: es una trinchera desde la que seguimos defendiendo nuestras vidas. No aceptamos que nuestra lucha se utilice como marketing mientras se apoyan genocidios como el de Palestina. DIARIO Bahía de Cádiz