En estas fechas navideñas deberíamos estar con referentes muy cercanos al universo de Dickens y su famoso ‘Cuento de Navidad’ pero por desgracia, aquí, al sur de Europa y de la decencia, en algunos partidos, nos acercamos más a lo grotesco, al realismo grotesco hispano. Algo así como algunos grabados de Goya. Interpelando al alma y al estómago.
Antes de comenzar la narración analicemos el título:
– Cuento: si nos referimos a gestión pública se denuncia el uso de la propaganda política con la intención de manipular y en definitiva engañar a través de la instrumentalización del relato.
– Lujuriosa: relacionado con el exceso, que rima con sexo, y la ambición desproporcionada.
– Casposa: aludimos no a sucio o anticuado ¡qué también! sino a la falta de higiene democrática, de igualdad y a enarbolar valores arcaicos profunda y nauseabundamente machistas.
– Obscenidad: no solo se ofende al pudor, también se eleva a los altares la inmoralidad.
Una vez situado el contexto comenzamos.
Era noche cerrada. Sin luna ni estrellas. La ciudad dormía arropada por un manto de hipocresía y luces leds festivas. Los villancicos ya callaron y Don Pedro Pánchez Campeón, político manipulador todo el día y embaucador de vocación, dejaba su despacho camino de casa. La casa del pueblo socialista que había ocupado ilegalmente para no pagar alquiler, ni luz, ni agua, ni…
Creía en un solo dios, él mismo y tenía un único mandamiento: “Me amarás a mí mismo como yo mismo”. Desconocía la ética y la honestidad centrando todos sus esfuerzos en el beneficio propio.
Estando aún fantaseando con su nueva intervención ante la prensa. En la que volvería a poner ese tono de voz impostado, juntaría las manitas y bajaría tanto la mirada como el volumen del discurso. ¡Ja, ja lo volveré a hacer! ¡A ver a cuántos engaño esta vez! Escuchó ruido de cadenas ideológicas a su espalda.
Al girarse se dio de bruces con el fantasma de Jacob Feijóo, envuelto en discursos rancios, con mitra rojigualda en la cabeza y el Código Penal en una mano. Le acompañaba un halo a tertuliano barato y olor a puro y toros. ¡No, no estoy describiendo al fantasma de las navidades franquistas, Francabascal! Esa es otra historia.
“¡Pedroooo!”, con voz gutural de Santa Compaña. “Pedro vengo a intentar que conozcas a la verdad y pares de blanquear la mentira. De paso, algo tu alma mejorará”.
J.Feijóo se vanagloriaba de defender el orden, la tradición y la mano dura con los inmigrantes ¡qué no, que no me refiero a Francabascal! Por favor, no insistáis más. Aunque en su madurez luciera bañador y gafas de sol en compañía de algún que otro contrabandista galego.
creía en un solo dios, él mismo y tenía un único mandamiento: “Me amarás a mí mismo como yo mismo”. Desconocía la ética y la honestidad centrando todos sus esfuerzos en el beneficio propio
Farfulló algo que le habían escrito en un papel y concluyó con un contundente: “Anotop at”, pero vamos, le vino a decir que: “si no soy tibio y te van a visitar tres fantasmas más”. Relacionados con la Secretaría de Organización del PSOE. Pedro lo miró con desdén y le contestó: “no es usted un buen parlamentario y un fantasma del montón”.
Fantasma 1: El Secretario de Organización de la Obscenidad Pasada. Llegó solo en su coche, sin secretaria, ni nadie detrás o a su lado. Tal vez por su fragancia con reminiscencia de pachuli y whisky, o por llevar la camisa abierta con su pelambrera pectoral al aire, o por estar rodeado de prostitución, o porque en el PSOE ya le habían cortado la cabeza. Áb-al-os le mostró a Pedro su juventud política, un pretencioso manual de resistencia que algún día se estudiaría en la “Universidad de la tomadura de pelo existencial”.
Le recordó las charlas en el Peugeot 407, donde hablaban de física cuántica o los ‘Tratados morales’ de Séneca y de que: “la Carlota, se enrolla que te cagas”.
Campeón suspiró y exclamó: “¡eran otros tiempos! Fíjate que nunca pinchó la rueda del Peugeot mientras tú… tú a Soto del Real”. Fue decir esto y el corazón de Pedro se contrajo, no por la más mínima posibilidad de albergar un sentimiento de culpa sino por la nostalgia.
Fantasma 2: El Secretario de Organización de la Obscenidad Presente. De repente un tintineo metálico hizo desaparecer la quietud el lugar tras la marchad Áb-al-os. Eran un puñado de monedas de dos euros impactando contra el suelo, pero Santos Saitán no se molestaba por nada que no superara los cientos de miles de euros.
Miró fijamente a Pánchez y le dijo: “plantéate si puedes hacerme un reproche ético” Silencio y se largó. Dejó ¡eso sí! un fondo musical cargado de melancolía, ‘The Godfather Waltz’. Aquí el alma de Campeón crujió. ¿Por el temor? ¿Por el peso de la conciencia? ¡Ahh, resultó que estaba arrugando el borrador desechado de la última carta con la que pretendía volver a timar a los españoles!
Fantasma 3: El Secretario de Organización de la Obscenidad Futura. Petardo Cagazar se presentó ante Pánchez con la bragueta bajada, las manos sin lavar tras salir del baño y haciéndole una sola pregunta: “mantuviste relaciones sexuales la pasada noche”.
La perplejidad de Pedro era notoria y evidente, no porque ahora Cagazar estuviese escenificando una felación sino porque creía que estaba en la embajada de Uzbekistán como responsable de igualdad.
Pedro Pánchez Campeón despertó cubierto de sudor, las espectrales visitas le habían traído un mensaje, que nadie más que él podía interpretar: ¡Presentarse como candidato socialista en las elecciones de Extremadura! Y luego continuaría con el resto de comunidades para ser el presidente de presidentes. Poder ostentar así 20 cargos presidenciales a la vez.
Habrá sin dudas quien piense que lo escrito no es más que una patraña ¡pues que se lea ‘Tierra Firme’!
Como indicara Soul Etspes: “La función de un gobierno no es la de resistir sino la de gestionar”. DIARIO Bahía de Cádiz











