Uno de los tragos más amargos que hay que pasar cuando fallece un ser querido es tener que ocuparse de todas las tareas prácticas y burocráticas necesarias para poner en orden su legado: tramitar la herencia, pagar impuestos, cancelar cuentas del banco… Y, sobre todo, encargarse de los detalles del entierro, como elegir la lápida bajo la que descansará eternamente.
En este proceso tan doloroso, contar con asesores especializados como Lápidas Écija marca la diferencia, ya que acompañan cada paso para conseguir que la tumba refleje fielmente la esencia del fallecido para que sea recordado por siempre con cariños. En su calidad de especialistas, a ellos les hemos pedido que nos expliquen todo lo que debemos saber a la hora de encargar una lápida.
La inscripción: elegir palabras que perduran
Elegir las palabras adecuadas para una inscripción es un acto de profunda carga emocional. Las inscripciones para lápidas más breves suelen ser las más potentes, porque condensan en pocas líneas el afecto, la fe o el recuerdo.
Frases como “Siempre en nuestro corazón” o “Tu luz nos acompaña” siguen siendo habituales, aunque cada vez más familias optan por textos personalizados, versos o citas que evocan momentos compartidos.
La claridad de la tipografía y el contraste entre el grabado y el fondo son factores esenciales para garantizar la legibilidad con el paso del tiempo. También conviene decidir si se añadirá algún elemento religioso o laico, así como las fechas, nombres completos y símbolos representativos del ser querido.
La elección del material y su simbolismo
Una vez que tenemos claro qué queremos plasmar en la lápida del difunto, el siguiente paso es seleccionar el material sobre el que se grabará la inscripción, ya que esta es la base sobre la que se construye el recuerdo.
Existen diversas opciones, cada una de ellas con un significado que encajará mejor o peor con la personalidad del fallecido y su relación con la familia y allegados. El granito, por ejemplo, es el más elegido por su solidez y resistencia a las inclemencias del tiempo. Su textura densa y su variedad cromática, que va del gris al negro profundo, le otorgan una presencia sobria y elegante, ideal para entornos exteriores.
El mármol, en cambio, ofrece una belleza más delicada y luminosa, pero requiere cuidados periódicos para mantener su brillo. Muchos lo prefieren por su tacto suave y su capacidad de reflejar la luz, cualidades que evocan pureza y serenidad. También existen piedras naturales como la caliza o el basalto, que aportan un aire artesanal y orgánico.
El simbolismo de cada piedra, por otra parte, añade profundidad al conjunto. El granito se asocia con la fortaleza, el mármol con la paz y la eternidad, y la pizarra con la sobriedad y la discreción, por lo que algunas familias optan por combinar materiales para crear contrastes visuales que refuercen el carácter del homenajeado.
Del mismo modo, la elección del color influye porque también tiene su propio significado: los tonos claros transmiten calma y esperanza, mientras que los oscuros aportan solemnidad y recogimiento
El diseño: equilibrio entre sobriedad y personalización
La estética de una lápida debe mantener una coherencia entre el respeto y la identidad del difunto. La tipografía, la disposición del texto y los elementos decorativos deben reflejar la personalidad del homenajeado sin caer en excesos. Además, la disposición del texto, la proporción entre la imagen y la palabra, y el uso de símbolos o relieves deben guardar coherencia entre sí.
Muchos prefieren diseños clásicos, con letras grabadas en relieve o doradas, mientras que otros optan por grabados con láser, que permiten una precisión mayor y la inclusión de símbolos, retratos o incluso códigos QR conmemorativos.
En cualquier caso, el diseño debe elaborarse con supervisión profesional, ya que los errores en proporciones o alineaciones se hacen evidentes en piedra y son difíciles de corregir una vez finalizado el trabajo.
El proceso de grabado y los acabados
El grabado es la parte más técnica y, al mismo tiempo, la más simbólica del proceso. Cada golpe o haz de láser deja una huella que no solo forma letras, sino que también construye recuerdos.
El grabado manual, realizado por artesanos experimentados, ofrece un acabado con relieve y textura, donde cada trazo tiene un valor único e irrepetible. Este método requiere tiempo y precisión, pero garantiza un resultado lleno de carácter.
El grabado láser, por su parte, ha ganado terreno por su rapidez y exactitud, logrando líneas limpias y figuras muy detalladas, incluso en materiales duros como el granito, aunque no resiste igual el paso del tiempo.
Tras el grabado, los acabados finales determinan el aspecto visual y la durabilidad de la lápida. Se pueden aplicar resaltes dorados o plateados para destacar las inscripciones, barnices protectores que realzan el color natural de la piedra o tratamientos hidrofugantes que la protegen de la humedad y la erosión.
Algunos talleres ofrecen acabados pulidos para lograr brillo, mientras que otros prefieren superficies mate que acentúan la sobriedad. La elección del acabado no es solo estética: influye directamente en el mantenimiento y en cómo envejece la obra con el tiempo. Un buen taller funerario, con décadas de experiencia, sabrá aconsejar el tipo de grabado y acabado que mejor se adapte a la piedra y al clima donde se instalará la lápida.
Grupo Écija: acompañamiento profesional para cuidar cada detalle
Encargar una lápida personalizada implica más que una simple transacción: es un suceso que se da en momentos muy duros para los familares, así que requiere de un asesoramiento especializado y una comunicación constante entre la familia y el taller, aderezadas por una dosis extra de empatía. La profesionalidad y la sensibilidad del equipo que acompaña este proceso marcan la diferencia, y estas son precisamente las cualidades que caracterizan a Grupo Écija.
Estos profesionales en el arte funerario con siete décadas de experiencia se encargan de crear obras únicas que conmemoran la memoria de los seres queridos que ya no están, apostando fervientemente por la personalización para que cada lápida o nicho sean diferentes y especiales en sí mismos.
La máxima por la que se rige el trabajo de la compañía es siempre trabajar sobre el respeto y la memoria de los difuntos, creando espacios donde familiar y difunto se reencuentran, y garantizando una atención al cliente excepcional que destaca por la humanidad y la sensibilidad con la que tratan a sus clientes para poder ayudarlos en este trance tan complicado.
 
			 
                                 
			 
					
 
                                













 
								