La Universidad de Cádiz ha puesto en marcha la primera torre de Eddy Covariance en el Estado español dedicada al estudio del secuestro de carbono azul en ecosistemas intermareales.
Plantada en las marismas de la Bahía de Cádiz, esta instalación pionera forma parte del proyecto europeo RICAS (Restoration and rewilding of saltmarshes as Nature-Based Solutions against Climate Change), financiado por fondos europeos Next Generation.
Dirigido por los catedráticos del área de Ecología Alfonso Corzo y Sokratis Papaspyrou, el proyecto tiene como objetivo generar conocimiento científico de vanguardia sobre los procesos ecológicos y biogeoquímicos que determinan la capacidad de las marismas costeras para capturar y almacenar carbono (el denominado carbono azul), contribuyendo así a la mitigación y adaptación frente a la crisis climática.
A colación, el profesor Alfonso Corzo remarca que esta torre “representa un hito para la investigación costera en España. Por primera vez podremos monitorizar directamente el intercambio de carbono con la atmósfera en nuestras marismas, para entender cómo responden al cambio climático y diseñar estrategias eficaces para su recuperación”.
LA BAHÍA, “UN LABORATORIO NATURAL DE REFERENCIA”
Las marismas del entorno de la Bahía gaditana, como en muchas otras regiones costeras europeas, han sufrido una intensa transformación a lo largo de los siglos por la actividad humana, desde su conversión en salinas artesanales o industriales hasta su desecación para usos agrícolas o industriales. El progresivo abandono de estas zonas ha dejado numerosos espacios degradados, especialmente antiguas salinas cuyos muros mareales ya no se mantienen. La renaturalización o ‘rewilding’ busca revertir esta degradación recuperando las funciones ecológicas originales de estos ecosistemas.
En este contexto, la instalación de esta torre y las investigaciones del proyecto RICAS, que se enmarcan en los objetivos de la Ley Europea de Restauración de la Naturaleza, aprobada en 2024, establecen metas vinculantes para la recuperación de los ecosistemas degradados en la Unión Europea.
Esta normativa obliga a los Estados miembros a restaurar al menos el 20% de sus ecosistemas terrestres y marinos para 2030, incluyendo marismas, humedales y otros hábitats costeros esenciales para la captura de carbono y la biodiversidad.
De este modo, la Bahía de Cádiz se consolida como un laboratorio natural de referencia, donde la ciencia contribuye directamente al cumplimiento de los compromisos europeos de neutralidad climática, adaptación al cambio climático y conservación de la biodiversidad marina.
JUNTO A OTROS PROYECTOS
De hecho, el proyecto RICAS comparte objetivos con otros proyectos del mismo grupo de investigación, como MLabBahía y REWRITE, financiados por la Junta de Andalucía, la Agencia Estatal de Investigación y la UE.
Estas iniciativas han permitido ya la instalación de una boya multiparamétrica en el saco interno de la bahía (MLabBahía) y la adquisición de una segunda torre de Eddy Covariance en el marco de REWRITE.
Toda esta infraestructura de monitoreo in situ se complementa con el uso de drones equipados con cámaras multiespectrales, en colaboración con el Servicio de Drones de la UCA y el ICMAN-CSIC, así como con el análisis de series temporales de imágenes de satélite.
Esta aproximación multidisciplinar permitirá consolidar un observatorio pionero de los efectos del calentamiento global (ese que cuestionan negacionistas y ultraderechistas) sobre los ecosistemas someros (ambientes poco profundos) a distintas escalas espaciales y temporales en la Bahía de Cádiz.
En concreto, el proyecto RICAS combina técnicas de biogeoquímica, teledetección y modelización numérica en un enfoque interdisciplinar que involucra a especialistas en oceanografía física, ingeniería de datos y ecología costera.
Sus resultados servirán para mejorar la cuantificación y modelización de los flujos de carbono en marismas mareales, proporcionar herramientas para la gestión y restauración del Parque Natural Bahía de Cádiz y contribuir al desarrollo de mercados voluntarios de carbono azul, “abriendo nuevas oportunidades de financiación para la conservación y recuperación de humedales costeros”, se apostilla desde la UCA.
















