El Ayuntamiento de El Puerto de Santa María ha dado por iniciada una ambiciosa operación urbanística en Pescadería, en el marco del proyecto del actual equipo de Gobierno del PP que contempla la creación de una nueva plaza y la construcción de otro puente que conectará ambas márgenes del río Guadalete (uniendo la zona portuaria con la avenida de la Bajamar).
Al respecto, hace unas semanas se confirmaba la adjudicación de la redacción del anteproyecto y el proyecto constructivo de dicho puente, así como de la reordenación de la plaza de la Pescadería y los viales adyacentes, a la UTE formada por Técnicas Gades y Alonso Cobo Estudio de Ingeniería, por casi 675.000 euros.
Pero para que algún día se haga realidad ese puente y esa plaza (más allá de que haya fondos para ello), el Consistorio plantea esta actuación en Pescadería, “clave para abrir una nueva puerta de entrada a nuestra ciudad, poniendo en valor el Resbaladero y el Castillo de San Marcos”.
Y para ello, necesita liberar suelo en la zona, adquiriendo viviendas para su posterior derribo. En este sentido, se asegura que la empresa municipal Suvipuerto (por encargo directo del alcalde Germán Beardo, donde tiene colocado al frente al exconcejal andalucista Antonio Jesús Ruiz) ya ha formalizado la compra de varios inmuebles. En concreto, se habla de cuatro viviendas y uno de los locales ubicados en los bloques, aunque no se detalla el coste de esta compra-venta.
La operación se ha desarrollado tras la negociación con los propietarios de las 32 viviendas (repartidas en cuatro edificios) y los cuatro locales existentes, “quienes han tenido la posibilidad de optar por una compensación económica basada en la tasación realizada por el Área de Urbanismo, o bien acogerse a un sistema de permuta que les permite acceder a una de las futuras viviendas que se proyectan en la casa palacio de Roque Aguado”.
“RECUPERANDO ESPACIOS ESTRATÉGICOS”
En esta primera fase, se detalla en el comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz, los pocos inmuebles adquiridos “serán deshabilitados en su uso actual mediante la desconexión de suministros y el sellado de accesos, garantizando su seguridad y evitando posibles ocupaciones mientras se prepara su demolición”.
“El Puerto está dando un paso firme hacia su modernización y recuperación urbana, rescatando espacios estratégicos para transformarlos en lugares de encuentro, desarrollo y calidad de vida”, anticipa Beardo, aunque parece evidente que a esta operación urbanística le quedan años por delante.
De hecho, como avisan propietarios de estos bloques en una información recogida por Diario de Cádiz, en caso de que uno solo de los dueños de estos pisos se niegue a vender su casa, “habría que acometer un proceso de expropiación forzosa que podría prolongarse durante años”.