Una alianza público-privada está detrás del proyecto de carbono azul para la captación de CO2 en el Parque Natural Bahía de Cádiz, presentado estos días Los Toruños, en El Puerto, con la presencia de la consejera de Sostenibilidad y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Catalina García.
Se trata de una actuación pionera en el Estado español que se llevará a cabo en marismas del río Guadalete, y que “convierte a Andalucía en referente europeo en la aplicación de soluciones naturales frente al cambio climático”, ese que ponen en duda ultraderechistas y negacionistas analfabetos. Asimismo, por su extensión y por el volumen de captura de emisiones, será el proyecto bajo estándar público de este tipo más importante de Europa en la actualidad.
Este proyecto de carbono azul, se detalla en el comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz, se desarrollará sobre una superficie de 155 hectáreas de marisma mareal en la margen norte del río Guadalete. Su objetivo es restaurar la funcionalidad hidromareal del ecosistema, permitiendo el desarrollo natural de la vegetación característica de este entorno y generando un sumidero de carbono de alta eficiencia.
Las previsiones apuntan a una captación superior a las 32.000 toneladas de CO2, con un coste unitario estimado en torno a los 15 euros por tonelada, muy por debajo de los valores medios del mercado voluntario, que se sitúan entre los 70 y los 100 euros por tonelada.
“La capacidad de absorción prevista equivale a plantar alrededor de 160.000 árboles de las especies más comunes en Andalucía, y para alcanzar un volumen similar de captura mediante repoblación forestal se necesitaría más del doble de superficie, unas 2,3 veces la extensión del proyecto”, resaltó la consejera derechista en esta presentación.
Este dato refuerza la competitividad de Andalucía como territorio atractivo para proyectos de absorción y compensación de emisiones. La iniciativa cuenta con el aval técnico de la consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente, así como la colaboración de la Universidad de Cádiz, y se ajusta al Estándar Andaluz de Carbono Azul, una metodología validada por Aenor que garantiza la trazabilidad y la verificación periódica de los resultados.
“LA RECUPERACIÓN AMBIENTAL COMO MOTOR DE CONOCIMIENTO Y SENSIBILIZACIÓN”
La iniciativa se desarrolla en uno de los entornos más singulares del litoral andaluz: el Parque Natural Bahía de Cádiz, un espacio protegido que combina marismas mareales, salinas, dunas y caños de marea, y que representa un enclave privilegiado para la conservación de la biodiversidad y la mitigación de los efectos del cambio climático.
A decir de Catalina García, “esta actuación devolverá la vida a una marisma degradada y convertirá la recuperación ambiental en un motor de conocimiento y sensibilización”. Además, ha considerado que “es una oportunidad para acercar a la ciudadanía los beneficios de los ecosistemas costeros y su papel esencial en la lucha contra el cambio climático”.
Se cuenta con la colaboración de instituciones científicas de referencia, como el Laboratorio de Carbono Azul de la UCA, la Demarcación Hidrográfica del Guadalete, y expertos del Grupo Español de Expertos en Ecosistemas de Carbono Azul (G3ECA), “lo que garantiza su solidez técnica y su potencial como modelo replicable en otros espacios del litoral andaluz”.
Y es que esta acción en la Bahía abre la puerta a nuevos proyectos de carbono azul en otros puntos de la comunidad autónoma. De hecho, se sondean futuras actuaciones en Huelva (estero Domingo Rubio y marismas del Tinto-Odiel), y Sevilla (brazo del este del Guadalquivir) y en la misma Bahía gaditana en Puerto Real, en las marismas de Cetina.
LOS ECOSISTEMAS COSTEROS RETIENEN MÁS CARBONO QUE LOS BOSQUES TROPICALES
El carbono azul es el capturado y almacenado en los ecosistemas costeros, como las marismas, los manglares o las praderas de fanerógamas marinas, que pueden retener entre tres y cinco veces más carbono que los bosques tropicales y mantenerlo almacenado durante miles de años. Su conservación y restauración son esenciales para mitigar el calentamiento global, proteger la biodiversidad y aumentar la resiliencia del litoral.
De hecho, con más de 43.000 hectáreas de marismas mareales y fluviomareales, 11.500 hectáreas de praderas de fanerógamas marinas (más del 60% de ellas de Posidonia oceánica) y 61.000 hectáreas de humedales interiores, Andalucía posee un potencial extraordinario para convertirse en un referente internacional en proyectos de carbono azul. Según las estimaciones técnicas de la Junta, esta red de ecosistemas podría capturar hasta nueve millones de toneladas de CO2, movilizando inversiones superiores a 130 millones de euros en actuaciones de restauración y compensación de emisiones.
A su vez, la consejera ha recordado que la Ley andaluza de cambio climático y el Sistema Andaluz de Compensación de Emisiones (SACE) constituyen “el armazón legal que da seguridad a este tipo de proyectos y abre la puerta a nuevas iniciativas de compensación voluntaria en nuestro territorio”.
Ese SACE cuenta actualmente con 355 organizaciones adheridas y 702 huellas de carbono registradas, lo que demuestra el creciente interés de las empresas por medir, reducir y compensar su impacto climático dentro de un sistema público, transparente y homologado.

COLABORACIÓN PÚBLICO-PRIVADA
El acto celebrado en la Casa de Los Toruños ha simbolizado la importancia de la alianza entre la administración y las empresas que dicen luchar frente al cambio climático. Las compañías firmantes (Iberostar, Navantia, Moeve, Metro de Málaga y Eulen) representan sectores muy diversos, desde el turismo y la industria naval hasta la energía y los servicios, pero comparten una misma visión: reducir su huella ambiental y contribuir activamente a la neutralidad climática.
Todos, junto a la Junta de Andalucía, integran el consorcio promotor de esta iniciativa, fruto de la colaboración público-privada y de la apuesta común por un modelo de desarrollo basado en la sostenibilidad, la innovación y la responsabilidad ambiental.
“Hemos iniciado un camino que coloca a Andalucía en la vanguardia de la acción climática europea. La Bahía de Cádiz será recordada como el punto de partida de una nueva generación de proyectos que unen ciencia, compromiso y esperanza en un futuro más sostenible”, apostillaba la consejera en esta presentación.
E incidía en que la puesta en marcha de las obras “marca un hito en la historia de la gestión ambiental en España”, al tratarse del primer convenio de carbono azul firmado en el país como mecanismo de compensación de emisiones.
















