CARTA AL DIRECTOR enviada por: Alexia Rodríguez Pequeño, de Vigo
Para algunos estas fechas son un incordio, vacías de significado. Para otros una oportunidad de negocio como las luces de Navidad con Abel Caballero. También son días en los que renacer ese niño que tenemos dentro cada uno de nosotros.
Faltan horas para despedir el Año. Arrancamos el último mes del calendario. Es momento de hacer balance personal, reflexivo del año que expira. Este año viejo nos invita a detenernos y mirar lo vivido, los logros, las pérdidas, las elecciones, los desafíos que nos hicieron crecer y las personas que caminaron a nuestro lado. Seguro que has cumplido algún propósito este 2025 como: cambiar de casa, ir al gimnasio, jugar al fútbol, correr, tener más libros de lectura, nuevas amistades, viajar…
Hoy te pregunto: ¿Qué hiciste con tu tiempo? ¿Qué fue lo mejor del 2025 para ti? Yo puedo decir que reí, lloré, aprendí, fallé e intenté hacerlo mejor. En este último día del año, vale la pena agradecer a los que nos apoyaron sin pedir nada a cambio. También por los que se fueron dejando un aprendizaje. Hoy surge la nostalgia por el tiempo que pasa y las personas que no están. Hoy hago mi pequeño homenaje a los que se van, porque así lo deciden o porque tienen que seguir su camino. Y se acaban convirtiendo en esa estrella que está en el firmamento y nos guía.
En breve tocarán las campanadas, queda menos para contar las uvas que nos han de traer la ilusión de un nuevo año. Y pensaré en esas sillas vacías, en los que no están, en los que nunca estuvieron, aunque formen parte de nuestras vidas y en los que a pesar de no estar no dejan nunca de existir entre nosotros. En el último gong brindaré por el 2026, por poder seguir abrazando con fuerza mi puñadito de seres queridos ahora que son menos y por esos amigos que brindan su calor sin condiciones. Pediré nuevos sueños, también que se cumplan los de cada uno de vosotros…
Solo puedo decir que ha llegado la hora de decir “Adiós” sin reproche ni remordimientos y “Gracias” por lo vivido y aprendido. Y recordar ese viejo dicho irlandés: “Dios creo el tiempo, pero el hombre creó la prisa”. DIARIO Bahía de Cádiz











