CARTA AL DIRECTOR enviada por: Blanca Hernández
Me llamo Blanca. Algunas de las cosas que me definen son mi amor por los animales y mi pasión por la pintura. Mientras aprendía más sobre ellos, descubrí noticias sobre los límites de la pesca para animales jóvenes, la protección de especies en peligro de extinción e incluso la conservación de animales albinos en parques y reservas. Todo esto me llevó a una reflexión importante.
¿Cómo es posible que, en la época en la que vivimos, nadie haya considerado crear una categoría para los “animales excepcionales”? Las políticas de conservación suelen centrarse en los jóvenes -aquellos que alcanzan cierta edad para poder ser pescados- o en especies amenazadas o en peligro de extinción. Pero, ¿qué pasa con los centenarios, animales que son ancianos incluso para su propia especie?
El tiburón del Ártico puede vivir hasta 400 años, ciertas langostas superan el siglo, y la almeja Ming llegó a vivir 507 años. Estos individuos son testigos vivos de ecosistemas enteros y portadores de información genética irreemplazable.
Así como protegemos árboles milenarios o especies singulares, parece justo crear leyes que protejan a los mayores del reino animal: aquellos tan extraordinarios en edad que merecen ser considerados vulnerables por su singularidad. Esto implicaría prohibir su pesca, caza, consumo o investigación invasiva. Protegerlos sería un acto de conciencia, respeto y amor hacia seres cuya mera existencia nos enseña sobre la resiliencia y el paso del tiempo. Su valor radica en que siguen aquí, y eso debería bastar para protegerlos. DIARIO Bahía de Cádiz
 
			 
                                 
			 
					
 
                                











 
								