CRÓNICA JORNADA 11. Derbi andaluz en el Nuevo Los Cármenes en la tarde del sábado (empañado en los exteriores por una trifulca entre ultras) para medir las fuerzas y dinámicas de Granada y Cádiz, y sus estados anímicos: los de casa en descenso tratando de salir de la cola tras un inicio liguero desastroso, y los amarillos en el otro extremo de la clasificación encajando la segunda derrota del curso, la del pasado lunes.
“Los partidos se deciden en los pequeños detalles. Cuando vienes de perder quieres que acabe rápido la semana”, apuntaba en la previa Gaizka Garitano, acordándose del último choque del Burgos, en el que el Cádiz se dejó remontar.
Y con la cabeza ya en Granada, salía al verde con dos novedades Dawda y De la Rosa, por un Álvaro García Pascual con molestias y un Tabatadze que pasaba al banquillo a esperar ser revulsivo. Así, el once lo conformaron: Víctor Aznar, en la portería; Iza, Climent, Kovacevic e Iker Recio, en defensa; Álex Fernández y Sergio Ortuño, en el centro del campo; De la Rosa y Ontiveros, en los extremos; Suso liberado como mediapunta y arriba Dawda Camara.
El primer tramo del encuentro no deparó sorpresas: los gaditanos, pasando de la pelotita, a merced del conjunto de Pacheta, dominador claro, que mejor o peor, al menos lo intentaba. Y en el 4 ya marcaba Pau Casadesús, aunque el tanto era anulado en el mismo momento por claro fuera de juego.
Pese a la persistencia granadina, la siguiente acción de cierto peligro no llegaría ya hasta el 15, un misil lejano en el 15 de Óscar Naasei. Dos minutos después respondían los visitantes en una acción puntual, un lanzamiento de Ortuño desde fuera del área a las manos de Luca Zidane.
Sin cambios en el guion avanzaba este derbi espeso, con el Cádiz obsesionado con defenderse y poco más, y un Granada justito con un excadista en el eje como Rubén Alcaraz, asumiendo todo el peso de la historia, sin claridad ni peligro excesivo, aunque en el 32 Álex Sola disponía de una ocasión notable, mas su remate difícil en boca de gol se iba al quinto anfiteatro.
Al otro lado, en el 36 Javi Ontiveros botaba una falta lateral que rozaba el travesaño. Y con un cabezazo de Dawda que se marchaba por arriba se ponía el broche a una primera mitad gris.
MÁS NADERÍO AMARILLO TRAS EL DESCANSO
El choque se reanudaba con idénticas sensaciones, y un remate de cabeza de Alcaraz en un córner que casi se cuela en la portería de Aznar. No se había cumplido el minuto 55 y Garitano meneaba ya el banquillo: confiaba en Diakité y Tabatadze, por Álex y Ontiveros. Tres después, el georgiano ya acumulaba dos intentonas de disparo a puerta. Y en el 62, de nuevo los de Pacheta daban otro susto en el área gaditana.
Se acercaba el 70, y en un momento en el que parecían igualarse las fuerzas y romperse la previsibilidad del partido, Iza pedía el cambio, lesionado, y el técnico vasco aprovechaba para dar la oportunidad a Jorge More y Diarra, retirando también al extremo onubense. Y Suso cabeceaba desviado.
En la siguiente acción, Aznar debía emplearse a fondo, ante la pasividad defensiva de lo suyos, para abortar un cabezazo de Naasei, rebañando otra acción a balón parado, uno de los puntos débiles de la tarde amarilla. Restaban diez minutos y la propina, y el último recurso de Garitano era sacar a Roger por Dawda.
Y con el Cádiz empujando y agobiando ilusamente en el último minuto del descuento se llegaba al pitido final, con el resultado gafas, 0-0, que habla por sí solo de otro tostón de esta Segunda división intragable casi siempre para el aficionado ajeno. Un punto que (por las sensaciones de lo ofrecido y de lo que podría ofrecerse, o al menos intentarse) no consuela a casi nadie en la Tacita, solo a Garitano. DIARIO Bahía de Cádiz














