Con el propósito de evaluar, al nivel más cercano, cómo están calando entre los y las más jóvenes los bulos que, contra las personas migrantes, el movimiento feminista o el colectivo LGTBIQ+, difunde la extrema derecha por medio mundo, y también por España, la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (Apdha) ha elaborado un ilustrativo informe entre alumnado de la Bahía de Cádiz. Y el resultado es desalentador.
Un estudio que “nos parece relevante por su proximidad”, y que calca resultados de otros registrados a nivel nacional. “Quizás no se habla lo suficiente de estos temas ni en casa ni en clase”, reflexiona la asociación, que considera que el desconocimiento hace a los adolescentes “más vulnerables” frente a la manipulación y el discurso de odio que escupen ultraderechistas y sus cómplices.
Entre los puntos más destacados, se revela que uno de cada tres jóvenes gaditanos de alrededor de 16 años cree que las personas migrantes “nos quitan el trabajo”, a pesar de que “constituyen una fuerza laboral imprescindible para el funcionamiento del país”; y hasta un 30,5% sostiene que “nos invaden y pueden acabar con nuestra cultura”. También un tercio de los encuestados vincula inmigración y delincuencia, pese a que el Ministerio del Interior ha desmentido repetidamente esa relación.
Los bulos más extendidos giran en torno a las supuestas ayudas sociales que recibiría la población extranjera (el 48% se lo cree, aunque “ni siquiera tiene muy claro en qué consisten esas ayudas, afirman que les dan cosas, dinero, pisos…”), o al “abuso” de la sanidad pública (el 19% contesta afirmativamente, y el 32% de los chicos).
En paralelo, más de un tercio del alumnado participante en las encuestas responsabiliza a las personas sin hogar de su situación, y muestra rechazo ante las personas empobrecidas. Y cerca de un 30% considera “exageradas” las cifras de violencia de género.
Por otro lado, el informe constata diferencias notables entre chicos y chicas: solo un 15% de las jóvenes encuestadas en la Bahía duda de los datos de violencia machista, frente a casi un 40% de los varones. Además, casi la mitad de los chavales afirma que el feminismo es una “amenaza” para los hombres.
LAS CHICAS, MÁS PROGRESISTAS PERO COHIBIDAS
Para la Apdha, esta brecha refleja que las adolescentes mantienen una mayor empatía y sensibilidad hacia las minorías. O lo que es lo mismo, chicos más conservadores y chicas más maduras y progresistas, sin embargo “se ven cohibidas en muchos casos por el discurso que mantienen los chicos varones de la clase”.
Entre otras cuestiones, el 81% coincide en que las personas LGTBIQ+ deben tener los mismos derechos que el resto de la población (entre las chicas hay casi unanimidad, pero entre los chicos un 23% contesta que no); y el 88% tiene claro que el cambio climático es una realidad (cerca de un 11% de los varones se muestra negacionista).
Sobre estos dos puntos, los encargados del estudio concluyen que “son temas que se han trabajado en la escuela, y presentan unos resultados mucho más definidos, y pocas abstenciones”. Por ello, “habría que exigir a las autoridades académicas la inclusión de un temario más social que garantice unos ciudadanos más comprometidos”.
“NO LO SÉ”
Además, según la información trasladada a DIARIO Bahía de Cádiz, entre los aspectos que más preocupan está el elevado número de jóvenes que responden “no lo sé” ante preguntas sociales básicas, lo que evidencia “una preocupante falta de reflexión y formación en cuestiones esenciales para la convivencia democrática”. Es más, se intuye que “probablemente en la calle, con su grupo de amigos sus contestaciones serían otras, más radicales en uno u otro sentido”.
“Nos parecía que la edad y el contexto adolescente es tradicionalmente muy propicio a posicionarse con rebeldía. Si fuera cierto que realmente no saben qué contestar, es igualmente grave el desconocimiento que tienen sobre temas tan relevantes, hecho que nos parece que aumenta aún más su vulnerabilidad”, se subraya en el informe.
La Apdha interpreta que la familia y la escuela han relegado la educación social y en valores, dejando este trabajo en manos de entidades del tercer sector. También advierte de que su labor se complica cada vez más, ya que algunos centros educativos empiezan a requerir autorización previa de la consejería de Educación de la Junta para permitir actividades de sensibilización. Es más, se subraya que el presente informe se ha realizado únicamente entre chavales matriculados en institutos públicos: “nuestro trabajo sigue siendo inviable en los centros concertados”.
El estudio confirma asimismo que las redes sociales son el principal canal informativo de la adolescencia, “donde la desinformación se amplifica y los debates se simplifican”. Por ello, se reclama una formación digital crítica, capaz de enseñar al alumnado a distinguir entre información veraz y contenido manipulado.

COMBATIR EL AMPLIFICADOR DE LAS REDES (A)SOCIALES
Este informe ‘Adolescencia, discursos del odio y derechos humanos’ ha sido elaborado a partir de cerca de 300 encuestas “con total libertad y anonimato” a alumnado de institutos públicos de Cádiz, San Fernando, Chiclana y Puerto Real: 128 realizadas a los chicos y 141 a las chicas, todos de cuarto de ESO.
Sus resultados se devolverán a los propios centros para que diseñen actividades y estrategias que fomenten el pensamiento crítico y desmonten la desinformación. El trabajo se presentaba esta semana, en la antesala de la jornada “Bulos y discursos de odio contra la democracia y los derechos humanos” celebrada este sábado en la Facultad de Enfermería de Cádiz.
La Apdha partía con la premisa de que a nivel de calle y en los medios “podemos oír y leer muchas opiniones sobre el pensamiento de la juventud respecto a temas como la inmigración, el feminismo, el cambio climático, el colectivo LGTBIQ+, etc. Normalmente se les achaca un pensamiento conservador y regresivo sobre estos temas que la sociedad daba por superados. Unas ideas que normalmente les llegan a través de las redes sociales”. Y dicha proposición se refuta en gran medida con los resultados obtenidos, focalizados en Cádiz y su entorno.
“LA DESACTIVACIÓN DE LOS BULOS ES TAREA DE TODOS”
Así, con datos reales, y para contrarrestar el efecto que los bulos y los discursos de odio generan entre la población adolescente, esta entidad propone iniciativas como cuestionar y neutralizar estos mensajes desde la propia comunidad educativa, con la implicación tanto del profesorado como de las familias, aunque “se necesita formación específica y recursos para abordar estos temas con rigor y sensibilidad”; incluir materias en el currículo escolar que propicien un espíritu crítico frente a los contenidos que perciben en redes sociales; e incorporar a los planes de convivencia e igualdad de los centros educativos actividades y talleres que fomenten la diversidad y la coeducación; y promover la formación digital.
“Si no hacemos nada, el alumnado estará ‘formándose’ en las redes sociales. Es fundamental que los discursos del odio sean cuestionados en las aulas y también en la familia. En lugar de confrontarlos directamente, sería mejor difundir mensajes de organizaciones que promueven la inclusión y la lucha contra la discriminación. La desactivación de los bulos es tarea de todos”.
“Esperemos que este pequeño estudio contribuya a arrojar algo de luz y a poner en marcha medidas alternativas. Nos jugamos mucho, ellos y ellas son el futuro de nuestra sociedad”, sentencian desde la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía.