CRÓNICA JORNADA 8. De nuevo con opciones de acabar la jornada líder de Segunda, el Cádiz se plantaba en la noche del domingo en el estadio de Gran Canaria, con el reto de “hacer más ocasiones de gol y dominar más los partidos”. Al menos era el mensaje de Gaizka Garitano en la previa de este duelo ante una UD Las Palmas recién descendida de Primera. Un deseo incumplido visto lo visto.
“Hemos comenzado muy bien y tenemos que seguir mejorando. Lo importante no es quién tiene el balón sino dónde está el balón. Somos buenos y podemos ganar en cualquier campo, pero está todo muy parejo”, avisaba el técnico vasco antes de viajar a las islas afortunadas, sin novedades en su discurso de cada semana.
Con la segunda equipación, la camiseta color pendón de la ciudad, el Cádiz salía de inicio con la novedad de Ontiveros en detrimento de Diarra. O lo que es lo mismo: Víctor Aznar bajo palos; Climent, Iza, Iker Recio y Kovacevic, en defensa; Diakité y Ortuño, en el centro del campo; Tabatadze y Javi Ontiveros en los extremos; con Suso liberado de media punta, y García Pascual en la delantera.
No destacó de entrada el choque por el ritmo. Los de casa tomaron la iniciativa con su juego estéril, ante un Cádiz bien posicionado pero anodino, a la espera de su oportunidad. Así, la primera ocasión no llegaría hasta el minuto 14, un cabezazo peligroso de los canarios, de Enzo Loiodice; replicada por un carrerón del georgiano y una asistencia-disparo desde la derecha, que despejaba Horkaš a córner.
Álex García volvería a poner en apuros a la defensa gaditana diez minutos después en otro cabeceo en una acción de carambola. Enfrente, los de Garitano seguían en su modo no-juego incalificable. Se compite, sí. Se propone algo, no.
Ya en la recta final del tostonazo del primer tiempo, la UD Las Palmas (con el 70% de posesión) se dejó de toque, toque y toque insulso e intensificó algo la presión arriba, y en una de esas acometidas, Bojan Kovacevic recibía de un compañero un golpe y se mantenía en el verde cojeante. Pero salía tras el descanso del vestuario casi como nuevo.
EL CÁDIZ POR FIN DISPARÓ A PUERTA, PERO ACERTÓ EL RIVAL
El serbio seguía en juego y el que se quedaba en las duchas era Iza Carcelén, con tarjeta, reemplazado por Caicedo, quien en el 55 ya se ganaba también la amarilla. Una segunda mitad que se estrenaba con polémica: el árbitro pitaba penalti por manos (más bien codo-hombro) de Suso al protegerse instintivamente en un saque de falta, aunque tras revisar la acción en el VAR, enmendaba su decisión, y el cadismo respiraba momentáneamente.
Al Cádiz ese no-penalti no le sentó nada bien, sin mostrar mejoría alguna arriba y ahora con dudas atrás, ante un conjunto canario más activo y ambicioso, dominando a sus anchas y merodeando insistentemente los dominios de Aznar. Pasado el minuto 60, el marbellí era sustituido por Yussi Diarra.
Tabatadze disparaba en el 67, y la pelota se iba por saque de banda… Como respuesta, en el otro área Recoba se encontraba el balón dentro en un rebote y mandaba el balón cerca de la madera, por fuera.
Por fin en el minuto 72 el Cádiz lanzaba por primera vez entre los tres palos, un chute al borde del área de Ortuño que el portero desviaba a saque de esquina. Y dos después, García Pascual remataba de cabeza a las manos de Horkaš, culminando una buena jugada morada. Pero en esta fase loca de encuentro roto, los hoy amarillo y azul también asustaban con un disparo raso de Fuster.
Raúl Pereira entraba por Iuri Tabatadze para los últimos diez minutos reglamentarios. Y en el 85 entraba (también) la pelotita en la portería, en la cadista: en un córner Sergio Barcia cabeceaba en el segundo palo haciendo el 1-0.
El entrenador cadista reaccionaba sacando al campo a Dawda Camara y Álex Fernández por Diakité y Mario Climent, y se decretaban siete de añadido. Sin embargo, apenas hubo más peligro salvo en el 96, cuando Suso estaba muy cerca del empate: de nuevo el portero Dinko Horkaš mostraba buenos reflejos.
Se confirma así la primera derrota de la temporada de un Cádiz muy similar al que hasta ahora no había perdido, aunque en cualquiera de los siete encuentros previos podría haber sucumbido. Y es que, pese a su envidiada clasificación actual, ese equipo en construcción peca de ¿jugar? casi siempre a merced del rival, se dedica principalmente a aguantar y a ver si cae la breva… hasta que toca correr algo más en los últimos minutos.
Que los puntos no oculten lo evidente, no hay mejora domingo tras domingo. De momento se ha salvado la papeleta por la efectividad arriba, una defensa reasegurada por un portero inspirado, bastante dosis de fortuna, y una afición en casa que quiere volver a pasárselo bien. No es pesimismo, es realismo. DIARIO Bahía de Cádiz