“Quiero expresar en mis papeles escenas de un carácter atemporal donde si algo debe predominar es la emoción, que es la verdadera finalidad del arte”. De este modo se auto-presenta José María Díez, natural de Almendralejo (Badajoz), pero afincado desde 2012 en Cádiz, protagonista de ‘El paisaje interior’, exposición que puede verse en la Sala Rivadavia de la Diputación, en la capital, hasta principios de octubre.
Quienes se acerquen a esta muestra temporal de dibujos hechos con grafito se encontrarán con fragmentos de una realidad que no siempre es visible, pero que existe en la mente y en las manos de este artista. Obras que muestran paisajes sin presencia humana.
La Fundación Provincial de Cultura promueve esta nueva propuesta dentro de su programa de exposiciones, al que suma una disciplina artística que quizá tenga menos presencia que otras en las salas, como es el dibujo, se remarca en la nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz.
EXPRESANDO A TRAVÉS DEL LÁPIZ Y EL PAPEL
En la presentación de la exposición, el propio autor extremeño aclaraba que estos dibujos son el fruto de la investigación y la experimentación con nuevas técnicas, pero también el colofón de un proceso de años en el que ha pasado de un “realismo muy transitable”, en el que el óleo y el color han sido herramientas de expresión, a una etapa en la que su vehículo de conexión con el público y con su mundo interior han sido el lápiz, la goma y el papel.
Las obras que componen ‘El paisaje interior’ se reparten en las dos salas de Rivadavia, divididas por temáticas. En una de ellas predominan los dibujos de paisajes noruegos: fiordos, montañas, nubes… que han convivido en el interior de Díez desde un viaje en el año 2006 que marcó un antes y un después en su evolución artística. De la misma forma que ya antes le había impactado encontrarse con unos paisajes más cercanos, como son los de Grazalema.
En la otra sala, sobresalen paisajes que nacen de la imaginación del artista. En ellos está muy presente el fuego como “elemento purificador”, del mismo modo que deja espacio a las arquitecturas, con las que muestra “el contraste de la obra humana con la obra divina”.
A decir de la diputada provincial de Cultura, Vanesa Beltrán, esta exposición “transporta al espectador a lugares que pueden ser reales o producto de la imaginación del artista, pero que nos llenan de calma y serenidad”.