CRÓNICA JORNADA 15. Un Cádiz en crisis de resultados (tres puntos de los últimos 15), de ocasiones y goles (un tanto raquítico en el último mes de LaLiga) y de juego y sensaciones (esas dudas las lleva arrastrando desde agosto, pese al engañoso inicio de curso) recibía en la sobremesa del domingo en el Nuevo Mirandilla a la Cultural y Deportiva Leonesa, sin el ex Rubén Sobrino de baja por lesión.
“Todos los equipos pasan rachas malas. Llevamos un tiempo sin ganar y vivimos con la urgencia de volver a ganar, pero estamos tranquilos intentando mejorar las cosas que necesitamos”, subrayaba en la previa Gaizka Garitano, aseverando que “tenemos muchas ganas de que llegue el partido”.
Un encuentro para espabilar en el que los amarillos salían con novedades, con respecto al pasado domingo, cuando se sucumbió goleado por el Almería: Víctor Aznar, bajo palos; Iza, Climent, Kovacevic e Iker Recio, en defensa; por delante, Diarra y Ortuño; en los extremos Efe y Tabatadze, con Suso liberado como media punta; y arriba, como es ya costumbre pese a no ver portería desde el estreno liguero, Álvaro García Pascual.
Tras el saque de honor a cargo de Carlos Coello, campeón del mundo de Muaythai, junto a Adriana Martínez, primera jugadora gaditana en competir en el Lumpinne Stadium de Tailandia, comenzaba a rodar la pelota con unas 14.000 personas en la grada y ambiente a la expectativa: ¿propondría algo esta tarde el Cádiz?
De entrada, los hombres de Ziganda salieron al verde más despiertos, pero ese empanamiento local se fue enmendando por momentos, y los de Garitano tomaron cierto control del partido intentando merodear el área leones. Y en una de las intentonas, en el minuto 12, un cuco Efe Aghama metía la pierna antes que nadie para hacer el 1-0.
El cadismo empezaba a no recordar ya cómo se cantaba gol. Y cuatro minutos después casi celebra el segundo de la tarde, en un lanzamiento lejano de Sergio Ortuño con intenciones. Acción que respondía la Cultural, con otro pepinazo al borde del área, desviado, de Lucas Ribeiro.
Y se acabó la alegría amarilla. Rondaba el minuto 21, los leoneses botaban un saque de esquina con medida estrategia, y les funcionaba, estableciendo el empate en el marcador ante una defensa impasible: un buen cabezazo de un Barzic solo.
Gol que agrandaba a los visitantes ante un Cádiz desinflado, acongojado, apático, y amagos de pitos en el estadio. De hecho, se cumplía la media hora y los de blanco marcaban el segundo, anulado al instante por falta; y en la siguiente Aznar debía intervenir para salvar a los suyos. De los pitos ya se pasaba al runrún y los tímidos cánticos de “¡échale huevos!”. Y otro disparo peligroso en contra, en este caso de Selu Diallo.
El repentino vendaval leonés parecía imparable ante la indolencia rival, y el 1-2 iba a llegar tarde o temprano. Y llegó ya en el minuto 38, obra de Manu Justo, sin resistencia gaditana.
La reacción al momento del técnico vasco ante la inexplicable debacle del Cádiz fue menear el banquillo, sacando del verde a Tabatadze y Diarrara, por Brian Ocampo y Diakité. Pero apenas se pudo parar algo la sangría hasta el pitido que marcaba el descanso.

PENALTI FALLADO Y REACCIÓN DEFICIENTE
La segunda mitad se iniciaba con un uy, una gran asistencia del uruguayo por la derecha rematada fuera por García Pascual. Y el mismo delantero insistía segundos después con un pelotazo lejano al cuerpo del portero. Roger Martí estaba ya en el campo, quedándose en la caseta el nigeriano Efe.
Y el valenciano era protagonista pronto, al ser derribado en el área, un penalti que el árbitro no dudaba en señalar, y que Suso desperdiciaba desde los once metros, echándosela a las manos de Edgar Badía. Se cumplía el minuto 50.
Pese al varapalo, el Cádiz mostraba otra carita, cierto coraje y ganas teóricas de darle la vuelta a la tortilla. Sin embargo, ese ímpetu no tardó en enfriarse y disiparse. En el 65, Víctor Aznar evitaba el tercero de la Cultural. Un minuto después, un trallazo de Roger se quedaba casi en la línea tras impactar en el guardameta.
Dawda, ya en el verde por un García Pascual luchador, asustaba a la portería de Badía en su primera intervención. Y Diakité, por probar, la mandaba a San Severiano. Como respuesta, los de Ziganda gozaban de otra clara ocasión en una contra. Dos minutos después, en el 73, Tresaco la estrellaba en el palo. El 1-3 parecía estar más cerca que el 2-2.
Ocampo disparaba desde su esquina preferida de la frontal, desesperado de centrar y centrar para nada (y lo volvería a intentar otro par de veces más con idéntico resultado, sin puntería), y poco después le imitaba Roger Martí. Y el último movimiento del banquillo amarillo: Ortuño a la calle, para dejar hueco a un Ontiveros renqueante.
Se entraban en los últimos diez minutos, y el arreón a la desesperada exigible al Cádiz seguía sin concretarse. En un córner, en el 86, la grada cantaba gol al interpretar que la pelota podía haber cruzado la línea de cal… pero ni el árbitro ni el VAR lo vieron.
Ya en los cuatro minutos de añadido, Badía sacaba una mano milagrosa para repeler un disparo de Suso, y otra a un lanzamiento desde casi medio campo de Diakité. Víctor Aznar acabó en el área leonesa, y aficionados enfilando los vomitorios antes del pitido final.
“SI NO JUEGAS CON INTENSIDAD EN SEGUNDA…”
Segunda derrota consecutiva, tres pobres puntos rascados de los últimos 18 en juego, fuera de los puestos de play off y si ganan Málaga o Real B, el descenso se acercará ya a tres puntitos… Es el panorama con el que este Cádiz en reconstrucción, que había ilusionado (más por resultados que por juego) en el arranque del campeonato, empieza a lidiar camino del ecuador de este curso 2025/2026.
Y Garitano, que empieza a estar discutido por un sector del cadismo, ya no esconde su preocupación: “el primer tiempo ha sido el peor desde que estoy aquí. Ha faltado intensidad, energía, actitud, de todo; cambié a dos jugadores pero podría haber cambiado a ocho. No hemos sido nosotros hasta el segundo tiempo, y pese a tener ocasiones, ahora no estamos teniendo suerte”.
“Estamos en un momento delicado, lo admito. Ese primer tiempo no se puede permitir. Si no juegas con intensidad, no ganas un duelo ni aprietas en Segunda división… Y eso al menos lo tenemos que hacer bien. Ahora mismo no somos lo que queremos, salvo ratos, no lo somos. Me voy preocupado por eso. Esa primera mitad sin alma, sin energía, no lo entiendo”, remarcaba el entrenador amarillo tratando de buscar una respuesta. ¿La tendrá? DIARIO Bahía de Cádiz














