JORNADA 41. Despedida de LaLiga Hypermotion 2024/2025 para el Nuevo Mirandilla, con un penúltimo partido del curso en la tarde del domingo, con horario unificado, entre una SD Huesca con mínimas posibilidades de alcanzar la liguilla de ascenso, y un Cádiz desnortado que sigue ansiando que llegue la hoja de junio al calendario para pasar página a una temporada bochornosa en lo deportivo, pero todavía más preocupante en la faceta social-institucional.
Reflejo de este hartazgo y hastío de la afición, Brigadas Amarillas llamaba a una nueva protesta contra la gestión del tándem Vizcaíno-Contreras en los prolegómenos del choque y durante toda la primera mitad fuera del estadio, y ya luego dentro.
“Es el último partido en casa y queremos ganar. Intentaremos acabar de la mejor manera posible, ganar los dos que quedan y dignificar la competición”, reflexionaba en la previa el técnico Gaizka Garitano, con la mente puesta en su continuidad de cara a la temporada que viene: “me gustaría empezar algo nuevo, que tenga algo más de mi sello. Nos hubiera gustado darle dos vueltas más a la situación y poder haber estado más arriba o peleando más arriba, pero no ha podido ser”.
“Tenemos que rejuvenecer al equipo, hay jugadores que nos sirven para el proyecto nuevo y otros que han acabado ciclo. Tenemos que cambiar cosas, es evidente”, dejaba caer el vasco como recadito. A buen entendedor…
Y el once inicial se podría entender en esa línea, o no: con el tercer portero como titular, Víctor Aznar, del Mirandilla; Chust, Recio, Kovacevic y Climent, en defensa; Álex Fernández y Diakité en el centro del campo; Melendo y De la Rosa, como extremos; y como hombres más adelantados, Carlos Fernández y Roger Martí. Únicamente Chust, Álex y Roger de ese Cádiz que descendió de Primera.

GOLEADA IMPREVISIBLE
Con ambiente en las gradas cercano a una pachanga de consolación del Trofeo de antaño, una de esas de tarde tórrida de agosto; pitada para recibir al equipo entre los menos de 6.000 asistentes (luego entrarían algunos más); y altavoces a todo volumen para diluir el ruido de la concentración en los bajos de Tribuna, empezaba a rodar el balón, con los amarillos queriendo proponer, con una defensa de tres a la hora de atacar.
El primer aplauso de la enrarecida tarde no llegaría hasta el minuto 10, celebrando el buen gol de Moussa Diakité desde la frontal. Aunque el empate estuvo a cerca de subir en la siguiente acción, en un disparo de Loureiro que se iba ajustado al palo.
La reacción del Huesca no se atisbaba, el Cádiz seguía mirando arriba, y en el 20 era Melendo el que marcaba el segundo, al encontrarse la pelota en el área a raíz de una asistencia de De la Rosa por la derecha.
Pasada la pausa de hidratación (cosas del fútbol moderno), Bojan Kovacevic funcionaba como muro serbio para evitar el tanto del rival, repeliendo un trallazo. Los aragoneses trataban de dar un pasito adelante, y el Cádiz aprovechaba esos huecos en la retaguardia para hacer el 3-0, con Roger avispado robando un balón, plantándose en el área y afinando la puntería. Cuatro después, en el 39, era Álex quien, con decisión y asistido por el de Torrent, anotaba el cuarto de la tarde.
Y poco antes de que el árbitro decretara ¡¡seis minutos!! de descuento, empezaban a entrar a fondo sur tras su protesta en el exterior miembros de Brigadas, y no faltaron los “¡Vizcaíno, dimisión… el Cádiz somos nosotros… vete pa Sevilla, no te queremos… súbeme el carné… Manolo, súbete el sueldo… campeones, campeones!”, mientras Mario Climent probaba desde fuera del área.

SOPOR Y GUASA-CRÍTICA
Ya en marcha el segundo tiempo, sin tensión alguna, Carlos Fernández hacía de Carlos Fernández y no llegaba a rematar un buen pase del insistente Julio de la Rosa. Además, se autolesionaba Roger y era reemplazado por Rubén Sobrino, que era recibido por la grada con algunos silbidos.
Soko, en el minuto 54, aprovechaba un error defensivo para acariciar el 4-1, que no subió al electrónico. El partido avanzaba sin dominador claro, con ambos contendientes compitiendo por competir, y el cadismo en actitud come-pipas.
Y cuando el choque había entrado ya en modo insulso (todavía más) y de intrascendencia supina, lo único que quedaba era la guasa de la grada, y el “¡Vízcaíno, el que no bote… sí se puede, sí se puede… que salga Fali, que salga Fali!”. Y un “Lleváis todo el año de vacaciones” como pancarta señalando también a la plantilla. Así, los pitos se repetían al entrar en el verde Ocampo, Escalante y Zaldua por De la Rosa, Melendo y Carlos Fernández.
El uruguayo, en su primera intervención mientras era recriminado por su propio público, disparaba ajustado al palo, enrabietado. Y en la siguiente acción era Escalante quien cabeceaba con intenciones.
La ovación sí se la ganaba Diakité al ser sustituido por el canterano (de Lebrija) Ismael Álvarez, debutando con el primer equipo, y disparando casi a puerta ya en el tiempo extra.
Ni con ganas de más gritos ni pitos al palco y a la plantilla, el estadio gaditano se desalojaba hasta el curso que viene entre la resignación, la impotencia, la desazón… Brian Ocampo huía rápido a vestuarios, y Álex Fernández emocionado, ¿despidiéndose?, recibía aplausos desde el círculo central. Nada de acercarse a fondo sur, hoy no…
“La gente está descontenta, y se ha expresado. Hay que pensar en el proyecto nuevo del año que viene, intentar estar más arriba en la tabla, y más unidos con la afición”, sentenciaba Garitano tras su balance de una goleada irrelevante. Y todavía queda visitar Oviedo para ponerle el lacito a esta interminable temporada… DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway