CRÓNICA JORNADA 18. Un Real Zaragoza colista de Segunda, renaciendo y enrachado en las últimas fechas, recibía al insospechado Cádiz en la noche del sábado en el Ibercaja Estadio, levantado de forma provisional mientras se construye la Nueva Romareda. Un conjunto amarillo que acumula jornadas deshinchándose y que se presentaba en Aragón tras perder en casa pese a mostrar posiblemente las mejores sensaciones de lo que va de campaña.
“Hay que quedarse con lo bueno que hicimos el otro día, que fue mucho, y corregir otras que no hicimos bien como encajar tres goles. En eso hay que mejorar. Tenemos que seguir dando nuestra mejor versión”, subrayaba en la previa Gaizka Garitano, que ya conoce que tras las navidades podrá contar con un nuevo efectivo: el delantero argentino Jerónimo Dómina se ha convertido oficialmente en el primer fichaje invernal.
Con la novedad de Javi Ontiveros en la convocatoria, el vasco optaba por salir al verde repitiendo nombres y esquema (el 4-4-2), con Víctor Aznar, bajo palos; Iza, Climent, Jorge More e Iker Recio, en defensa; Diakité y Ortuño en el centro del campo, con De la Rosa y Ocampo en los extremos; y arriba, Roger Martí y Dawda Camara.
Algo más enchufado y ambicioso entró en el partido el Zaragoza, que se veía obligado a hacer el primer cambio en el minuto 5, entraba Serrano por un Aguirregabiria cojeante. Y los amarillos culminaban su primer acercamiento, un centro de Climent al que no llegaba Dawda por poco.
A partir de ahí, los mañicos desaparecían y el Cádiz ganaba inusual presencia con la pelota, además de mantener por fases una presión agobiante. Brian Ocampo, desde hace semanas más trabajador que nunca, probaba en el 18 con un buen lanzamiento desde la frontal. Y poco después, De la Rosa desbordaba y ponía en aprietos al portero con un centro-disparo.
Los gaditanos se mostraban a gusto mandando e incluso proponían fútbol (se corría, se robaba, se centraba… sólo faltaba rematar alguna), dejando al cadismo descolocado, malacostumbrado a la nada jornada tras jornada. Y una asistencia lejana de Iza desde la derecha no sabía culminarla con contundencia Roger, ya rebasada la media hora de juego.
Sin embargo, pese a un rival cortito, incómodo y acogotado, los de Garitano no terminaban de pisar el acelerador y avasallar, y al descanso se llegaba con el soso 0-0 de partida.
GOLES, CAMBIOS Y A SUFRIR
Algo más igualado se reiniciaba el choque, y los hombres de Rubén Sellés gozaban de su primera ocasión, en el 54, un disparo con veneno de Radovanovic que desviaba Jorge More. Dos minutos después, la segunda, un cabezazo peligroso del mismo serbio.
Y tras los dos sustos en la portería de Aznar, en el 59, el Cádiz marcaba el primero, un gol torpe en propia meta del mismo Radovanovic a partir de un rechace del meta a un disparo de Roger. En el 63, Adrián Rodríguez salvaba el segundo en un lanzamiento algo denso del uruguayo. Pero ese 0-2 subía en la siguiente acción, con otro misil imparable de Moussa Diakité desde su casa, cuando el crono marcaba el 65.
Con el partido aparentemente encarrilado, el Cádiz movía el banquillo, e incomprensiblemente se diluía: De la Rosa, Ocampo y Roger dejaban el terreno de juego, y entraban Caicedo, Diarra y García Pascual, pasándose a jugar con tres centrales. Los de casa no se daban por vencidos, apretaban y estaban cerca de acortar el resultado en varias acciones consecutivas… hasta que lo lograban en el 76, con una bonita volea de Tachi.
Con el Zaragoza y su afición confiando en el empate, como mínimo, los amarillos se encontraban con la fortuna de un penalti a favor cometido sobre Dawda pasado el 80. Tras minutos de revisión por el VAR, se mantenía la primera decisión del árbitro. Iza Carcelén asumía la responsabilidad desde los once metros, y fallaba. La tercera pena máxima que desperdician los de la Tacita en el presente curso.
El conjunto de Gaizka Garitano era ya una sombra de lo visto en el primer tiempo, reculaba y pasaba a sufrir en cada mínimo toque de los blanquiazules, cuando se decretaban siete minutos de tiempo añadido, y Álex Fernández sustituía a Ortuño.
A la desesperada, con más corazón que juego y pese al ridículo defensivo amarillo con balonazos arriba sin ton ni son, el colista acabó sucumbiendo. Y el cadismo celebrando, con muchas dudas, los tres puntos. DIARIO Bahía de Cádiz












