CRÓNICA. El estadio Nuevo Mirandilla, con césped a estrenar tras ser exprimido en las últimas semanas como recinto de degustación de hamburguesas pringosas y de conciertos multitudinarios, se ha reabierto a una semana del estreno liguero para acoger el LXXI Trofeo Carranza.
Un amistoso tan igualado como descafeinado entre el anfitrión y el Córdoba, con un cartel que mezcla la Mezquita y La Caleta desvelado apenas horas antes durante el tradicional pregón en el Ayuntamiento a cargo de Julio Maldonado ‘Maldini’, y con la sensación palpable en el ¿ambiente? de torneo estival agónico organizado por inercia, que se resiste a desaparecer nadie sabe muy bien el porqué.
Una cita que más que fiesta del verano (ya casi nadie echa de menos las invasivas barbacoas-bebecoas en la playa) ha quedado como mero partido de presentación en casa del nuevo Cádiz CF tras las vacaciones.
En este caso, tras el fiasco de la pasada campaña, un equipo “con hambre, con compromiso, con la responsabilidad de honrar este escudo y devolverle a la afición la alegría que se merece” (según vende la propia entidad amarilla), aunque todavía en fase de reconstrucción. Ante un rival de su misma Segunda división, debutante en el antaño Trofeo de los Trofeos, ese que antes de ayer vio pelotear a Gento, Di Stéfano, Pelé, Puskás, Luis Suárez, Beckenbauer, Cruyff, Maradona, Mágico González…
A estas alturas, Gaizka Garitano reconoce que “tenemos gente para empezar la competición» tras una pretemporada “para ver cosas pero sacar pocas conclusiones”, y presagia un mes largo de agosto con alguna cara nueva más y despedidas: “nos faltan fichajes importantes y salidas”. Pero de momento, el técnico vasco se conforma (al menos así lo expresaba en la rueda de prensa previa al Trofeo), asegurando estar “contento” con lo que ha llegado: Suso, Sergio Ortuño, Joaquín González, Isaac Obeng, David García, Álvaro García Pascual, Alfred Caicedo, Yussi Diarra y Jorge Moreno.
IGUALDAD PARA EMPEZAR
Y con estos mimbres, y los que continúan del último curso, el Cádiz salía de inicio con un once conformado por: Víctor Aznar en portería (David Gil se recupera de una lesión); Iza, Climent, Kovacevic e Iker Recio en defensa; Diarra y Diakité en el centro del campo; De la Rosa y Ontiveros en los extremos; y arriba Álvaro García Pascual, con Suso de mediapunta.
Rondando unas 14.000 personas en las gradas (los abonados pagaban 2 euros), sumando un nutrido grupo de cordobesistas, se iniciaba este derbi andaluz rematando un sábado caluroso, y ambos conjuntos buscando con cierto ahínco la portería rival.
La ocasión más notable de entrada, un disparo de falta de Suso en el minuto 8 que salía ajustada al palo, la superaba en el 13 un buen lanzamiento de Carracedo que despejaba con tino el meta local.
En global, los de Iván Ania trataban de atacar mediante jugadas alargadas, mientras los de Garitano salían rápido arriba buscando hacer daño, como la ocasión de De la Rosa en el 24. Aunque esos momentos de tensión en las áreas se combinaban con otros de parsimonia agosteña y de excesivos empujones y agarrones del rival, para ser un amistoso. El mismo extremo onubense, ya en el 40, volvía a gozar de otra oportunidad, pero cazaba muy justo un centro desde la izquierda de Climent.

Y PENALTIS PARA ACABAR
La segunda mitad arrancaba con un único cambio, el de Ocampo por Suso. Los amarillos controlaban algo más la pelota y el juego que antes del ecuador. Mas a decir verdad, no pasaba mucho sobre el verde hasta que en el 60 Javi Ontiveros se inventaba un pase a Mario Climent que definía sin titubeos para marcar el 1-0. Acto seguido, el marbellí se iba a reservarse al banquillo y entraba en su lugar Sergio Ortuño, el ex del Eldense.
Poco después, una internada del insistente Brian Ocampo (a veces cuando no chupa le salen las cosas), Álvaro estaba cerca de hacer el segundo de la noche. Y antes del correspondiente córner, Garitano volvía a menear el banquillo, retirando a Iza y De la Rosa, por Jorge Moreno y Obeng.
Rondando el minuto 75, el Cádiz desperdiciaba una contra y el Córdoba tenía cerca el empate. Y tres cambios más en el bando local: Diarra, Álvaro y Climent eran sustituidos por Roger Martí, Marcos Denia y Raúl Pereira. Los de la ciudad de la Mezquita daban un paso adelante, y en el 80 Víctor Aznar tenía que lucirse para abortar el 1-1.
Igualada que sí subía al electrónico en el 83, obra de Sergi Guardiola aprovechando un rechace mejorable del portero. Gol que nacía de una mala decisión de Ocampo en otro contragolpe malogrado. El Cádiz acabó los 90 minutos reglamentarios intentándolo con ocasiones de Obeng y el habitual disparo del uruguayo desde la frontal, pero nada, el equilibrado duelo pasó a decidirse en la lotería de los penaltis.

La tanda comenzaba mal para los amarillos, con Roger mandándola al palo. Ya no fallaban ninguno más de los locales, mientras que en el Córdoba erraba Sergi Guardiola el tercero, dando emoción a los lanzamientos, y finalmente Isma Ruiz.
Aunque más bien Víctor Aznar les adivinó los lanzamientos, el más feliz de la noche; quedándose así el Trofeo en casa, con alegría contenida en la grada y algunos gritos de “Vízcaíno, dimisión” durante el rutinario acto de entrega de copas.
El Cádiz iguala, de este modo, al Atlético de Madrid en el palmarés del veterano torneo gaditano con once copazos Carranza tras una LXXI edición que quedará para las estadísticas, pero poco más. A pensar ya en La Liga y en el Mirandés. DIARIO Bahía de Cádiz