CRÓNICA JORNADA 19. El Cádiz decía adiós al año 2025 recibiendo en el Nuevo Mirandilla en la noche sin lluvias de un domingo pre-navideño muy mojado al enrachado Castellón, el equipo más regular de Segunda desde la llegada al banquillo de Pablo Hernández, un excadista de hace casi dos décadas que se quedó en casa por enfermedad, reemplazado por su segundo, Sergi Ripollés.
Un choque que llegaba todavía con el eco de las últimas declaraciones del presidente amarillo Manuel Vizcaíno, en una de sus copas de Navidad, mostrándose satisfecho por la evolución de su Cádiz en reconstrucción, con un presupuesto para la presente temporada de casi 27 millones de euros: “remando todos a una y sin falsas promesas, estamos haciendo lo que se tiene que hacer”. Y admitiendo una vez más que “el primer objetivo debe ser alcanzar la permanencia, esos 50 puntos, antes de aspirar a cotas mayores. La sensatez es lo primero”.
Por su lado, en la previa Gaizka Garitano, que entiende que su equipo pasa por uno de los mejores momentos de la campaña, manifestaba querer acabar el año con 30 puntos y para ello “hay que ganar en casa ante el equipo que más en forma está de la categoría”.
“Tenemos que seguir generando en el área rival pero el éxito pasa por encajar pocos goles y ser sólidos. Hay que combinar ambas cosas”, remarcaba el técnico vasco, que en el once inicial introducía como única novedad al canterano Raúl Pereira en el lateral, completando una defensa conformada por Iza, Jorge More e Iker Recio. Por delante, Diakité y Ortuño, con De la Rosa y Brian Ocampo (Vizcaíno cuenta los días para renovarlo, ha dicho) en los extremos; y Dawda y Roger Martí en la delantera.
Mucho tanteo y poco riesgo en uno y otro lado marcó el inicio de un partido con fresquito ambiental y no más de 12.000 personas en la grada. Hasta el primer acercamiento local, rondado el 10, a partir de una buena asistencia de Pereira. Dos minutos después, Iker Recio salvaba el 0-1 casi bajo palos, tras un primer cabezazo a la madera.
El conjunto gaditano trataba de llevar la iniciativa pero no lograba asustar a los castellonenses, a la expectativa. Aunque fue precisamente en un contragolpe, en el otro campo, cuando Dawda Camara estaba muy cerca de abrir el marcador, quedándose solo ante el portero y… fallar.
Antes del descanso, ya en el minuto de tiempo añadido, el charrúa intentaba una individualidad entrando por la izquierda, sin puntería. Dando paso a un ya inusual pasacalle de una banda de música alrededor del verde, como en aquellos años gloriosos del Trofeo, pero con mucho frío.

EL GOL ANULADO AL CASTELLÓN DA VIDA AL CÁDIZ
El Castellón entró en la segunda mitad más ambicioso ante un Cádiz descentrado. Y ni cinco minutos tardaba Garitano en recurrir a Tabatadze y García Pascual por De la Rosa y Roger. Y otros cinco después, en el 55, Lucas marcaba el 0-1 en un córner. Afortunadamente para los amarillos, entraba el dichoso VAR a revisar la acción y el árbitro optaba por anularlo por mano previa de Camara.
Como reacción, un lanzamiento de Ocampo, y un centro del georgiano al que no llegaba por milímetros Recio. Los amarillos se desperezaban y frenaban el medio-acoso inicial visitante, y la grada despertaba. Y el de negro mostraba la roja directa a algún miembro del banquillo local, antes de otra contra de los hombres de Ripollés con mucho peligro, abortada en el último suspiro.
El partido se había vuelto loco por momentos, y en uno de esos arreones sin sentido, el Cádiz marcaba el 1-0, gol de Dawda tras jugadón de García Pascual. Corría el minuto 69, y el vasco aprovechaba para sustituir a Ocampo por Ontiveros, ovacionado en su entrada.
A partir de ahí, el Cádiz entró en modo sufrimiento, repeliendo de cualquier modo el ataque constante del rival. Hasta que en el 82 en un corte de balón, de nuevo Álvaro García Pascual exhibía su calidad y trabajo de equipo, veía el carrerón del delantero mauritano-gironés y este ya con la pelota no dudaba en rematar la contra haciendo el segundo.
Para la recta final (más ocho minutos de descuento, ni más ni menos), Álex Fernández y Diarra se incorporaban por Ortuño y un muy aplaudido Dawda. Y el pelirrojo tenía en sus botas el tercero, pero su disparo no intimidó a Matthys.
En el otro área, la pierna de Víctor Aznar evitaba el 1-2 en dos jugadas seguidas. El Castellón se fue arriba a la desesperada, pero se topó contra un muro de piedra ostionera. Y el Nuevo Mirandilla, enfundando en chaquetones, gorros y bufandas, pudo festejar una victoria ‘gorda’ horas antes del ‘Gordo’. Y la plantilla volvía a fundirse eufórica con Brigadas Amarillas, tras dos meses sin ganar en casa.
Con ese 2-0 final, el Cádiz se marcha de vacaciones navideñas con 30 puntos en el casillero (a 20 del objetivo prioritario) y regresando, a lo justito, a puestos de playoff de ascenso. Pero sobre todo, se va a comerse los turrones mostrándose como un equipo competitivo y reconocible, que por fin empieza a saber qué quiere hacer en el campo con las piezas que tiene. DIARIO Bahía de Cádiz












