El 18 de agosto de 1947, Cádiz sufrió una de sus mayores tragedias: la explosión de un depósito de minas submarinas en San Severiano que dejó más de 150 muertos, 5.000 heridos y dañó gran parte de la zona extramuros. La dictadura franquista intentó silenciar el desastre.
Este 2025 se cumplen 78 años de la llamada Explosión de Cádiz, y, como cada verano, el Ayuntamiento recuerda la fecha con una serie de actividades, según el comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz.
Las conmemoraciones se concentran especialmente en el mismo lunes 18, con visitas guiadas, un concierto y la tradicional ofrenda floral.
Así, a las 12 horas está prevista una visita guiada (para un máximo de 30 personas) a la exposición permanente sobre la Explosión que se encuentra ubicada en el Castillo de Santa Catalina. Esta muestra abierta desde 2017, que trata de reflejar la magnitud de una catástrofe, recopila objetos personales, fotografías y documentos originales, además de una gran maqueta de cómo era el Cádiz de la época. Y recientemente incorporaba una nueva donación por parte de la Armada: un uniforme de Infantería de Marina de aquellos años.
Ya por la tarde, a las 19 horas, se celebrará otra visita guiada, en este caso a los lugares de la Explosión a cargo del investigador José Antonio Aparicio. El punto de partida será la puerta del Instituto Hidrográfico de la Armada.
Para las 21.30 horas, a las puertas del mismo Hidrográfico, en el monolito dedicado a las víctimas situado en la plaza de San Severiano, se llevará a cabo el tradicional homenaje a quienes sufrieron la tragedia hace casi ocho décadas. El pasado julio, los tres partidos en la Corporación (PP, PSOE y Adelante Izquierda Gaditana), acordaron además conceder la Medalla de Oro de la Ciudad este 2025 a las víctimas de la Explosión: la recogerá la superviviente Mercedes Salinas.
Volviendo al lunes, a las 22 horas tendrá lugar también un concierto de piano por Juan José Sevilla en el patio del Instituto Hidrográfico (previa recogida de invitación en el ECCO).
MÁS ACTIVIDADES
Por otro lado, detallan desde el Ayuntamiento en el comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz, el martes 19 y miércoles 20 a mediodía se repetirán las visitas guiadas limitadas a la exposición ‘La explosión de 1947’ en Santa Catalina.
Además, el 21 de agosto a las 20 horas en el patio del ECCO está programada una conferencia a cargo de Aparicio titulada ‘La explosión y las cenizas que cubrieron Tolosa Latour’. Una hora después se proyectará el documental ‘1947, el cielo de puso rojo’, realizado años atrás por el Servicio de Video de la Diputación.
¿ACCIDENTE? ¿SABOTAJE?
Ese 18 de agosto de 1947 se produjo, por la noche, una explosión en un depósito de minas de la Base de Defensas Submarinas; suceso que arrojó el balance de más de 150 personas muertas, 5.000 heridos, y 2.000 edificios afectados.
Aquella noche la onda expansiva arrasó el barrio de San Severiano y los astilleros, los edificios de la barriada España, los chalets de Bahía Blanca, los Cuarteles, la Casa Cuna, el campo de la Mirandilla y el sanatorio Madre de Dios. En la Casa Cuna murieron niños y hermanas de la Caridad. En los edificios de los alrededores fueron sepultadas familias enteras.
Una explosión que quedó fundamentalmente reducida al Cádiz de extramuros, ya que las viejas murallas de las Puertas de Tierra y de San Roque, defendieron en gran parte al casco histórico, pese a que dicen que hasta las puertas de la Catedral se doblaron como consecuencia de la deflagración.
Y cuyas causas aún no son del todo claras y más teniendo en cuenta que fue un hecho que intentó silenciar la dictadura franquista: se habla de accidente, en cualquier caso, evitable, e incluso de sabotaje terrorista.
Con todo, extramuros, lo que el gaditano llama Puertatierra, es consecuencia directa de la reconstrucción de la ciudad tras la explosión. Y cierta ayuda del Régimen. Así nacieron las barriadas España, Trille, Brunete, Puntales, o La Paz. E incluso el Estado nacionalizaba el astillero de Echevarrieta y Larrinaga, arrasado por el suceso y en horas bajas, naciendo Astilleros de Cádiz, hoy, tras sucesivas crisis, parte de Navantia.