La Universidad de Cádiz ha puesto en marcha una nueva campaña de investigación arqueológica en el enclave del Castillo de Doña Blanca, en el término municipal de El Puerto de Santa María, con el objetivo de documentar en detalle la entrada monumental de la antigua ciudad fenicia.
Los trabajos, que se prolongará durante seis semanas, combinarán excavación arqueológica en extensión con prospecciones geofísicas no invasivas, gracias a la utilización de técnicas como el georradar (GPR) y la prospección geomagnética.
Esta metodología dual permitirá definir con precisión el trazado y la arquitectura del acceso principal al asentamiento, a la vez que se generan mapas del subsuelo que ayudarán a localizar posibles estructuras ocultas sin comprometer la conservación del patrimonio.
En esta campaña participa la Unidad de Geodetección de la UCA, dirigida por el catedrático Lázaro Lagóstena Barrios, responsable del georradar, y el Servicio de Geofísica, Geomática y GIS de la Universidad de Cantabria, bajo la coordinación de Jesús Ignacio Jiménez Chaparro, encargado de la prospección geomagnética.
La aplicación de estas tecnologías supone un avance significativo en la investigación en Doña Blanca, ya que permitirá ampliar el conocimiento sobre la planificación urbanística de la ciudad fenicia y sentar las bases para un futuro plan general de investigación que impulse proyectos arqueológicos sistemáticos en el enclave portuense.
La intervención, se detalla en el comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz, está dirigida por la catedrática de Prehistoria Ana María Niveau de Villedary, y cuenta con la financiación de la Diputación a través del programa UCAINNOVA, además del apoyo del Ayuntamiento de El Puerto y de la Junta de Andalucía, responsable de este yacimiento.
EL MAR LLEGABA HASTA LA BASE DEL CERRO
El yacimiento del Castillo de Doña Blanca se encuentra flanqueado al norte por la Sierra de San Cristóbal y al sur por una amplia llanura de marismas y salinas formada por depósitos aluviales del río Guadalete. Esta llanura formó parte en el pasado de la Bahía de Cádiz, por lo que el mar llegaba hasta la base del cerro en el que se situó el primer asentamiento.
Su relieve hoy es totalmente artificial y se ha formado por la superposición de depósitos y construcciones que se han ido acumulando a lo largo del tiempo, alcanzando en algunos puntos hasta 9 metros de estratos arqueológicos.
Los restos más antiguos encontrados pertenecen a una fase tardía de la Edad del Cobre, de finales del III milenio a.C. El yacimiento es fundamental para la investigación de la protohistoria no solo en la Península sino también en el Mediterráneo, sobre todo para el estudio de la presencia fenicia en Cádiz.
















