Por la espalda
Amaneció un día azulado con presagios -en la lejanía- de lluvia. Ya en el súper pude ver arreciar a través de las lunas, confirmando que una vez más los meteorólogos se ganaban su sueldo. Por el costado entró él, difuso y melancólico, exactamente igual que cuando lo veía por el plasma. Allí -cuando parecía muñequito...