Una carta enviada, supuestamente por ‘Blanco’,
desde Barcelona semanas después de la fecha en la que éste teóricamente había
muerto se antojaba fundamental para la resolución del caso.
No obstante, las gestiones que se practicaron para
la averiguación de quién fue su autor –ya que en el texto ‘Blanco’ dice que
alguien la escribió por él– fueron inútiles. Se reconoció que no estaba escrita
por ninguno de los procesados, según diligencia pericial, y que tampoco en
Barcelona –lugar de procedencia– se consiguió encontrar a su autor, ni la
dirección indicada en el remite. Estaba fechada el 3 de enero de 1883 y
presentaba la firma del difunto. Una prueba que prácticamente se obvia, a pesar
de ser trascendental para la resolución del caso.
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