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 LAS CARTAS DE DON MANUEL

Aún queda un largo camino

 MANUEL RUBIO

 

 

FOTO: MANUEL RUBIO

Sí, aún, le queda un largo camino por recorrer al hombre, para dar por finalizado su proceso de evolución o paso de simio a hombre. Un ciclo largo y continuo que no borrará jamás sus orígenes y que algunos pesimistas están en que no lo consiga nunca.

 

Un estudio, que hizo Darwin, un naturalista del siglo XIX  el cual sacó a la luz, y escandalizó al mundo entero,  no ha dejado de crear polémicas hasta la fecha, sobre todo con iglesia, ora ésta, excomulgando y combatiendo al propio científico y seguidores, ora, trayéndolo a examen y suscitando controversias,  que nos hacen  dudar,  de si será cierto o no, seamos descendientes del simio. Y por ampliación, sobre este estudio, , los seres que pueblan la tierra, emergieron o no de los mares, transformándose en lo que hoy son  y ayer fueron  aquellos otros que se extinguieron. ¡Vaya…. usted…. a saber!

 

Pero sí, puede ser lógico, de que se diera la circunstancia, de que el simio, después de haberse columpiado en las ramas de los árboles, durante tantos milenios, un día, “se apeara” y  se pusiera de patitas, en tierra firme y  aprendiera a dar sus pasitos con las dos de atrás y con las dos de adelante a coger objetos del suelo, mientras su rabo prensil, al que nadie le ha prestado atención, “sin él darse cuenta”,  se le fuera encogiendo, hasta quedarse sin él.  Y harto de mascar tanta semilla y hojas de  árboles,  eligiera otro menú  más variado, incluyendo en su dieta, a otros animales. Todo ello nos llevaría a especular, que se le complicaría la existencia a este ser y obligado se viese a optar por nuevas formas de comportamiento, manejando estacas, lanzar piedras; y aún más “de forma organizada” siguiera cazando en compañía de otros congéneres suyos, para obtener el alimento suficiente para poder sobrevivir  y defenderse de la competencia.

 

Demos por hecho, el origen del hombre, que hasta ahora ha sido  apoyado sin reservas por estudiosos de la antropología, aunque, con mis dudas me quedo, de que este proceso, tan bien plasmado, haya transcurrido de forma muy distinta a la que se nos expone.

 

Mas, como mi idea es, no la de seguir por este camino sino dar, la opinión sobre  la evolución del hombre y sus orígenes, para contemplar a éste, en que escala de valores  humanos actualmente se encuentra, y de los que pueda ir adquiriendo a su favor en lo sucesivo, es por lo que deseo, detenerme sobre este punto.

 

Así que partiendo de que ha sido lenta su evolución, también existen razones para sospechar, que en la misma medida, que se ha ido desarrollando su intelecto también ha sufrido un cambio substancial en cuanto a su sensibilidad y sentimientos, al evidenciar, que se ha inclinado más hacia el mal que hacia el bien,  aún más añadiría, que  este homo sapient, no solamente,  no ha terminado de dar sus primeros pasos, para alcanzar el grado de  humano, que le hubiera correspondido a estas alturas,  sino que debido a este retraso, le queda un largo camino por recorrer. Y si, se siente orgulloso de ocupar el primer puesto en la escala animal, habría que dudarlo, porque cierto es, que si un paso ha ido dando hacia delante, tengo  la certeza, de que por otro lado, dos ha dado para atrás y de que  por el  hecho, de haber adquirido un pequeño grado de inteligencia, esté, ya se proclame “humano”. Comparemos aquél con este otro, y veamos cual de los dos es peor en sentimientos. y es que la cadena que le unía al simio, aún no se ha roto.

 

Como cierto es, también  que haya otros giros negativos, dignos de apreciar  en este mono “desarrollado”, que son, vicios y lacras adquiridos, con el pasar de los tiempos, hoy quizás más refinados que los de ayer pero siempre en  menoscabo de su dignidad como tal persona.

 

Ahora hagamos una connotación en esa faceta del mono primitivo, cuando vivía felizmente en la selva relacionándose con los de su especie, el daño mayor que se producían entre ellos, era el de darle una dentellada al compañero/a o bien arrastrar a éste/a de aquí para allá. ¡Y hoy!, por el contrario, al que se le llama hombre, estas agresiones las  causa con más ensañamiento y consciente de lo que hace, pues las ejecuta con un grado de conocimiento, que antes el mono no tenía, o sea, en línea general, emplea todo su  entendimiento e inteligencia de forma premeditada, para hacer el mal, a  veces, depravadamente hasta causar la muerte y pocas otras, para hacer el bien. No se diga, que el hombre ha mejorado, por el hecho de tener los pies en tierra, donde ya se cree seguro, o porque los medios que tiene a su alcance, le impiden, darse ese morrocotudo testarazo,  que antaño, sus ascendientes se daban, cuando se ponían enfermos en lo alto de los árboles y se precipitaba  al vacío.

 

Ayer, ese gorila, manejaba palos y piedras que se las propinaba a quien odiase, pero luego, inventaría las flechas, los venablos y lanzas y espadas, para llegar, a manejar un tanque y  cañón  al mismo tiempo, y dispararlo contra aquellos que él considera son sus enemigos.

 

¡Hombre no se diga que va evolucionando! ¡Sí! ¿Y en que dirección?

 

Y aunque sea tema este demasiado trillado, pero si es digno, de que hagamos una pausa y pensemos, cual puede ser el destino del hombre en la tierra, autosuficiente para gobernar y dirigir, pero con la desventaja de  que en su deseo de ser justo,  a menudo, a veces, con intención o sin ella, se ve propenso a cometer errores que repercutirán en él y en el resto de la sociedad. Y termino con una cita de Sócrates, cuando dijo “No hay hombres malos, sino ignorantes”, porque según él, “Saber equivale a ser bueno”. Por lo que deduzco que toda maldad a la que me refiero,  no estriba en la falta de sabiduría del hombre, sino en como ha ido inclinándose hacia el mal, más que hacia el bien.


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