“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron
los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni
el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe
aventurar la vida”
Una vez más don Quijote alecciona a su escudero
Sancho, con esta alocución o plática, arriba mostrada. La pluma de Don
Miguel de Cervantes, deja correr la tinta como si de lágrimas se trataran, en
Don Quijote de la Mancha, después de haber sufrido junto a su hermano Rodrigo,
cautiverio en Argel.
En mi cita regular con este periódico, esta semana,
próximo estuve próximo a perderla, por tener obligaciones, a las que hube de
atender. Mas, durante un espacio libre de tiempo del viernes noche, resolví la
traba, poniendo en marcha mi imaginación sobre esta labor, que todo el que
se dedica a la tarea de escribir, ha de tener en cuenta para opinar. Que por
cierto, es disímil a la que desarrolla el periodista, cuyo trabajo consistirá,
primero en localizar la noticia, redactarla y clasificarla, para una vez
publicada, llegue al lector, y sea éste, quien saque sus propias conclusiones.
Hoy, gracias a que este país ha prescindido de la
censura, los que intervenimos en esta columna, gozamos de la libertad de
expresión. Libertad, para poder mostrar nuestros pensamientos y filosofía
personal de la vida con relación a los hechos, sin llegar a ser amonestados o
sancionados por ello. Quedando siempre, el lector para sacar sus conclusiones
personales, siendo ellos mismos, los que juzguen y valoren el trabajo de quien
lo expone. Y aunque, este grado de periodista, no lo alcancemos algunos
de nosotros, sin embargo, nos aventuramos a dar nuestra opinión públicamente,
guardando, las mínimas condiciones y normas de conducta que, obligan a todo
escritor, un Código de ética profesional, que debe ser respetado. Como creo, se
puede observar en esta página del periódico, lo significativo que es,
manifestar nuestras ideas, de forma fidedigna, transparente e inteligible, sin
otras limitaciones que las propias de cada cual tenga o adopte, por sus ideas
político sociales, siempre en consonancia con su ética y moral. Cualidad
imprescindible, es, ser honrado y congruente con aquello que se escriba, sin
enrollarse en exceso, como alguna vez que otra, le suele suceder a uno, más
que a otros.
Como cierto es, que nuestros lectores, un
colectivo, en pensamientos y gustos, muy diversos, serán, los que opinen,
aprueben o censuren, el trabajo aquí expuesto, para a continuación, con arreglo
a su forma de pensar, saquen sus propias conclusiones, ya, como particular y
postrer opinión. Un trabajo digno de ser apreciado en la medida del talento y
lucidez de quien redacta o escribe sobre la noticia o concepto que exponga,
que apta habrá de ser para quien la consume.
Cuando se opina, la valía del escritor su
sinceridad y naturalidad con la que se expresa, se hace patente en su
contenido. Y aunque, entre unos y otros de los que rellenamos esta página, no
haya a veces, coincidencia de opiniones, si he comprobado, existen, madurez, y
cierta analogía de afinidad por aproximación de sus juicios.
Lo que a continuación exponer desearía, debiera
ocupar renglón aparte, pero por su hallazgo y contenido he deseado incluirlo en
estos mis pensamientos. Se trata de una palabra, la cual confieso, no conocía y
que hallé recientemente, leyendo un articulo; se llama asertividad, (no
afectividad). En cuanto a su significado se refiere, parece que es la propiedad
que tiene un buen escritor para ser considerado como tal. Según entiendo es,
“la facultad de manifestar los sentimientos y opiniones que se tenga,
de manera entendible, sin necesidad de llegar a ofender o atacar a los demás”.
Y por otro lado, también añade, que tampoco son asertivos: aquellos, que
por miedo, vergüenza, cortedad u otras causas, al escribir, se dejan en el
tintero sentimientos que no han sabido o sido capaz de expresar.
Si no estoy errado, para saber quien es o no
asertivo, hay que conocer sus dos extremos, uno, como digo arriba, se abstienen
y otro que se pasa, por tomar esa actitud descarada o violenta en sus
aseveraciones y otro, es el que se abstiene o esconde información.
Por lo que he considerado que, el término medio, será el ideal,
para definir si una persona es asertiva, tanto como por su franqueza y forma
llana de explicarse, como la de su nobleza, y correcta elocuencia.
Y si este epígrafe, de filón de opiniones, con el
que encabecé y designé, este escrito, al que doy por concluido, si pasado me
he, o equivocado me hallara en mis conclusiones, ruego se digne el lector
dispensarme, porque lo he hecho con toda mi buena intención y voluntad, para
dar luz a estos asuntos, mas propios de un profesional de la comunicación que de
uno.
Que un opinante (no, un opinador), es
aquél que, practica, esta tarea discurriendo, formando o haciendo una
valoración de juicios, de la noticia u otras referencias que captado haya, de
palabra o escrito. Por lo que creo es recomendable a todo aquél que se inicie en
este oficio, mida con precisión las ideas y palabras de las que vaya a hacer
uso, para después no tenga que arrepentirse, de lo que haya escrito de buena fe,
por haber sido mal interpretado o no le caiga bien a cierto sector del publico,
que no lo comprenda o comulgue tus mismas ideas. Pues por una simple palabra,
también se puede malograr todo un escrito en el que habías puesto toda tu
imaginación y esfuerzo.
Pero
lo más cierto de todo lo arriba expresado es que, la libertad de expresión solo
existe, si se tiene lectores que se avengan y les agraden leerte.
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Connotaciones sobre la felicidad
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Poder Judicial y sus “fallos”
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si…
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Astuta difamación
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Algo más de optimismo
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De Profesión estilista
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Puerta de escape
Pequeñeces
¿Quién es el último?
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personal)
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Miedo y sus derivados
¡Y en Navidad!, ¿no lo han podido
prorrogar?
Echar el pulso
Huevos fritos con patatas
Cuando nos volvemos jueces
Para siempre, seré tuya
De profesión: espía
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Escalada de la ignominia
Hablar o escribir para otros
Salto de cama
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Manos mil
Ayer como hoy
Tolerancia y limitaciones
El éxodo
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Conjeturemos sobre la felicidad
Bruno
No se debiera callar
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Tiempo y espacio
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Maná del cielo (Al agua, un tesoro
inapreciable)
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Entre Alfa y Omega
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El fénix de la felicidad
El trovero
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La familia colabora
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muchos otros
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Dulces
Al tropezón, le sigue el batacazo y
de inmediato el descalabro
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"Pa" mañana salmonetes
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Mi presentación |
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