Sala: Gran Teatro Falla
DIARIO Bahía de Cádiz
PROGRAMA:
LA VERBENA DE LA PALOMA. TOMÁS BRETÓN. Libreto de
Ricardo de la Vega.
LA REVOLTOSA. RUPERTO CHAPÍ. Libreto de López
Silva y Fernández Shaw.
REPARTO:
Susana: Rosa Ruiz
Sra Rita : Judith Borrás
Tía Antonia: Amelia Font.
Tabernero: Luis Bellido.
Casta: María Jesús Sevilla.
Don Sebastián: Rafael Álvarez de Luna.
Cantaora: Aurora Frías
Bailaora: Cristina Guadaño.
Orquesta Antología.
Director Musical: José Antonio Irastorza.
Coro Antología
Director de Escena: Antonio Ramallo.
Antología de La Zarzuela. Producciones Sotosevilla
S.L.
Ver para creer, que el público, después de visto y
oído lo que nos ofrecieron, aún premiara con aplausos a los actores e
intérpretes por la representación del viernes 12 de octubre. Y aún mayor
sorpresa que aplaudieran por bulerías. Hace unos años no sólo no los habrían
aplaudido, sino que probablemente los hubieran abucheado... Pero así son las
cosas.
El
público todo lo manda, y el del Falla manda que hay que ser generoso, aunque la
generosidad en este caso no diga nada a favor de la credibilidad del propio
Teatro de la capital gaditana.
Poco de bueno podría decir de la representación de
‘La Verbena de la Paloma’ del pasado viernes. Algo quizá a favor de la
orquesta... De resto casi nada salvable. El coro, con licencia y autonomía
propias, decidía cuando acompasaba con la orquesta y cuándo no era conveniente
que así fuera.
El elenco de cantantes, absolutamente
descompensado. Nada que ver unas voces con otras. De calidad, ya mejor ni
hablamos.
Pero en el plano interpretativo, las escenas
sobreactuadas de Amelia Font, fuera de
tono,
e intentando imitar burdamente a Lina Morgan, pusieron el broche del
despropósito interpretativo de la compañía, que brilló por la falta de
movimiento escénico, ausencia de recursos básicos de la escena, y una
descoordinación que no merece un teatro como el Falla.
Los decorados, aunque se centren en una corrala
madrileña típica, pueden hacerse con dignidad, cosa que brilló por su ausencia
en la representación, donde se colocaron de cualquier manera una serie de
módulos, que salvo una corrala, podían significar muchas cosas...
En fin, una pena que se ofrezca un espectáculo como este, cuando
a todas luces la gente quiere oír y ver zarzuela. Y la prueba está en que el
teatro estaba lleno. Ahora bien, una cosa es la disposición y generosidad del
público gaditano hacia la zarzuela, y otra cosa es descuidar lo que se le
ofrece. Esperemos que la siguiente sea mejor y podamos disfrutar de un género
que tiene demanda y que indiscutiblemente en España sabemos hacer bien. De otra
manera. |