El
norteamericano Ken Vandermark figura como uno de los máximos exponentes
contemporáneos del avant-jazz y Vandermark 5 es el grupo que lleva más
tiempo en activo con él. El grupo se creó en el año 1996 y ha desarrollado
una producción discográfica notable, prácticamente un disco por año. Formado
para la ocasión por el propio Ken (saxo barítono y clarinete) Dave Rempis
(saxo alto), Fred Lonberg-Holm (cello y electrónica), Kent Kessler
(contrabajo) y Tim Daisy (bateria), la capacidad creativa del grupo se
reflejó en la actuación de esta noche con una selección de sus obras más
notables.
Musicalmente es un goce disfrutar con las interpretaciones del grupo, que
mostraron un magnífico entendimiento entre ellos y un despliegue de energía
considerable. En el concierto combinaron un excelente trabajo de conjunto
con explosivas y floridas intervenciones solistas. Estilísticamente su
trabajo se desarrolla con libertad, con elementos de la libre
improvisación, pero dando también importancia al trabajo en ensemble.
Destaca el aspecto creativo y novedoso de su música, en algunos pasajes
cercanos a la escritura de la música culta contemporánea. Las obras
interpretadas presentaron generalmente una estructura AB, enlazándose ambas
partes con dúos en mitad de los temas. La primera parte más libre,
novedosa y creativa, generalmente a cargo de las cuerdas, y la segunda parte
con brillantes pasajes liderados por las combinaciones saxo-saxo,
saxo-clarinete y arropados con energía por el resto del grupo. Se desvelaron
como pasajes de virtuosismo solista, de intensidad creciente pero con pocas
variaciones rítmico-temáticas,
Dave Rempis
asombró con su extraordinaria técnica y virtuosismo instrumental; sin
embargo sus brillantes improvisaciones siguieron las líneas del jazz más
clásico, menos innovador. Por el contrario, la acción del chelista Lonberg-Holm
representó la línea más libre y atrevida con su extensa exploración tímbrica
del cello, apoyada por una amplia utilización de recursos electrónicos,
tanto que pareció renunciar a su labor como intérprete en ciertos momentos.
Más escaso de ideas y menos lucido fue el trabajo de Lonberg-Holm en su
función de ensemble, limitándose a dar soporte rítmico y armónico al
conjunto. El trabajo de Kessler al contrabajo puede calificarse de eficaz
pero poco
excitante. Sólo en escasas ocasiones dejó entrever su capacidad creativa e
interpretativa. Especialmente llamativos fueron sus dúos en los temas
iniciales de varios temas. Del mismo tenor fue el trabajo de Tim Daisy,
aunque evidenció mayor capacidad creadora, especialmente en la escritura de
polirítmia variable de algunos pasajes y en la investigación de nuevas
texturas instrumentales con la batería.
El alma
mater del grupo Ken Vandermark, tan rico en ideas como sobrio en expresión
mostró sus habilidades en la exploración de nuevos recursos y texturas tanto
con el saxofón como con el clarinete. Vandermark 5 funcionó como una
extensión implicada e imbricada en su concepto de música poniendo en
evidencia el alto grado de compenetración entre los miembros del quinteto.
El propio Ken reconocía hace unos años la importancia de Vandermark 5 como
punto nuclear del estimulo creativo para sus proyectos: “Ser capaz de
mantener este grupo durante tanto tiempo y seguir desarrollándolo disco a
disco y año a año es algo muy estimulante para mí”. Hay que recordar al
respecto que Ken Vandermark está involucrado con una docena de grupos de
jazz.
En suma, el
concierto de Vandermark 5 resultó entretenido, musicalmente espléndido y
satisfizo, incluso en ciertos momentos entusiasmó, a los aficionados que se
acercaron al Teatro Principal de Puerto Real.
El ciclo
Campus Jazz finalizará el viernes 17 de abril
con un concierto del cuarteto de William
Parker. DIARIO Bahía de Cádiz Paco Mesa