Los ciclos
Rising Stars, promovidos por la obra social de Cajasol, cumplen con
esta edición una década de vida; diez años que han servido para fomentar,
también en los jóvenes, la afición al jazz en la provincia de Cádiz. La
nutrida representación de todas las edades en el público que repletó la
Central Lechera, así lo atestigua.
Sangha
Quartet está formado para esta gira por el saxo tenor Seamus Blake, el
pianista Kevin Hays, Sean Smith al contrabajo como sustituto de Larry
Grenadier y Bill Stewart en la batería. Todos ellos experimentados
intérpretes, compositores y promotores de sus propios grupos de jazz. Su
experiencia y calidad se bastaron para consumar una interesante sesión
jazzística, en la que presentaron nuevas creaciones que sorprendieron por
su vena lírica y el mantenimiento de las formas tradicionales. Las
composiciones evidenciaron escasas innovaciones instrumentales, más
interesados los músicos en la investigación de nuevas texturas y timbres, la
búsqueda del equilibrio sonoro y el tratamiento posmoderno de la melodía y
la armonía.
El pianista
Kevin, al frente del grupo, fue el encargado de conducir la sesión. Más
creativo que dotado de una depurada técnica, muy definida ésta pero poco
precisa y un punto ruda, fueron suyos los momentos más originales,
explorando con fruición los recursos de la instrumentación electrónica.
Distraído y fuera de sitio en más de una ocasión estuvo el anglo-canadiense
Seamus Blake, quien no tuvo su mejor noche en la Central Lechera. Avalado
por una trayectoria llena de éxitos y de premios, ofreció sólo breves
momentos de brillantez musical e inspiración. Aunque discreta su actuación
en general, el saxista dio el adecuado contrapunto a los temas con su
riqueza melódica y textural, especialmente en la tesitura medio-grave.
Sean Smith
fue muy hábil en arropar al resto de componentes con una depurada digitación
al estilo del jazz tradicional, sin alardes ni exhibiciones de virtuosismo.
Fueron mucho más esporádicas sus apariciones solistas con el
contrabajo
que las del resto del grupo, aunque muy entusiastas siempre. Uno de los
protagonistas de la noche fue el batería Bill Stewart. Con su estilo
personal característico, notable asimetría en el juego instrumental y
cierto abuso de platillos, exhibió un manejo inteligente de las variantes
sonoras de la percusión.
Abrió la
sesión el cuarteto con el tema New Kalimba trabajo en línea
posmoderna con integración de la voz y las texturas de la instrumentación
musical electrónica, unas de las novedades mostradas ya en su único disco
hasta el momento Fear of Roaming, del año 2004. Con una aportación
musical poco convincente, el exotismo de la flauta india en el segundo tema
New day añadió poca cosa a esta pieza, colorista, no obstante, y
plena de juegos armónicos cercanos a la música incidental actual.
Elegia,
el tema central, resultó insólitamente enfático apoyado por una fuerza
interpretativa inusual en el piano. Un excelente trabajo del batería, con un
tratamiento exquisito y delicado de la percusión, dio soporte a esta obra, intencionadamente sentimental. Close to the city, el tema más largo
y más equilibrado, contribuyó claramente a la exhibición interpretativa de
los componentes del cuarteto, con reparto de papeles entre todas las voces.
Fue el tema que más gustó al público, que irrumpió con aplausos en varios
momentos. DIARIO Bahía de Cádiz Paco Mesa
The
Dreamer,
un tema de
transición en línea del jazz tradicional, sirvió de puente para finalizar
el concierto con el tema Go more blues!. Con un comienzo enérgico y
vivo, la fuerza del tema se fue diluyendo poco a poco y únicamente un
original solo de batería le dio vida antes de acabar la sesión. El público
reaccionó tarde para reclamarles una propina, que no llegó.