La programación de este
concierto apunta una vía a explorar por la organización del Festival. El
objetivo del mismo es “convertirse en uno de los principales escaparates
para la difusión de nuestro rico, aunque no siempre suficientemente
conocido, patrimonio musical”, en palabras de la propia Consejería de
Cultura de la Junta de Andalucía, impulsora del certamen desde su inicio.
¿Porqué no entonces música iberoamericana?. Gran parte de la misma se
consideró española en términos históricos hasta hace bien poco o se vincula
de alguna forma a la música de este lado del Atlántico. La clave para esa
posible transformación la dió el venezolano Hernández Silva, cuando se
incorporó a la dirección de la Orquesta de Córdoba: “para un suramericano
ser también español no es ningún inconveniente porque en Venezuela decimos
que somos españoles americanos, es una perspectiva que en España se ha
descuidado un poco. Creo que es bueno que España mire a Suramérica otra vez
porque somos una familia importante”.
El concierto ofreció un programa
modulado por ese criterio de hispanidad. Muy parecido al entregado en los
recientes conciertos de la Orquesta de Córdoba en Praga y Viena, con la
única sustitución del Concierto para piano nº 1 de Prokofiev por la
obra de García Abril para esta ocasión. Se inició con la excelente pieza
Redes de Silvestre Revueltas. Es la música creada para la película del
mismo nombre rodada por Fred Zinnemman. Revueltas, destacado representante
del movimiento nacionalista musical en Méjico, escribió la partitura como un
poema sinfónico donde «se concibe la unión de la lucha
contra la naturaleza y la lucha cívica como una sinfonía, en la que el ritmo
casi cósmico de la pesca marítima y la rebelión de los trabajadores, se
responden vigorosamente con la música».
Alba de los caminos, obra
del compositor aragonés Antón García Abril, se estrenó el pasado año en el
Festival de Música Clásica de Villanueva del Rosario por encargo de la
pianista malagueña y directora artística de dicho festival, Paula Coronas.
“Forma parte de una serie de obras que estoy creando en torno a la palabra
Alba Es una obra que me ha llevado tiempo. Quería realizar un tipo
de escritura singular, sensible, con un lirismo muy acentuado, que tuviese
posibilidades de impulso en cada uno de los intérpretes, en los cuatro.
Finalmente, creo que lo logré.”
Paula Coronas exhibió su
acrisolada técnica pianística en la interpretación de esta composición,
resaltando toda su expresividad con delicadeza y claridad de exposición en
el trazo de los flujos melódicos. Música complaciente, elegante y de lirismo
acentuado. Antón García Abril saludó al público desde el escenario, a
requerimiento de la pianista.
El concierto se completó en la
segunda parte del concierto con una interpretación más que correcta de la
obra de Falla y con una exuberante puesta en escena de la suite para ballet
Estancia de Ginastera. La influencia de Stravinsky, Bartok y Falla,
es notable en sus creaciones del primer período de su producción, entre las
que se incluye la obra interpretada. Etapa que él denominó "nacionalismo
objetivo" y en el cual utilizó abiertamente elementos característicos del
folklore argentino, presentes en todo momento en la suite. La interpretación
de esta obra condujo a uno de los momentos cumbres del concierto,
especialmente en el número final Malambo
que impresionó al auditorio.
Gran parte
del éxito se debió al director. Es emocionante contemplar la dirección de
Manuel Hernández Silva, comprometida hasta el extremo con la música y su
orquesta. Es increíble lo que consigue con una plantilla orquestal limitada
como la de Córdoba; Hernández Silva contagia a los músicos con su
vitalidad y entusiasmo y juntos perfilan, en total sintonía, una orquesta
compacta y con gran poder de comunicación.
Las
propinas finales basadas en la zarzuela trajo dos sorpresas: la primera,
comprobar la simpatía del dinámico director y, segunda, su personal versión
de este género como repertorio orquestal.
DIARIO Bahía de Cádiz Paco Mesa