El Festival de Música Española
renovó su apuesta por el Coro Barroco de Andalucía, quien por quinta vez
ofreció en Cádiz un selecto repertorio de música vocal. Las voces del Coro
Barroco desgranaron obras renacentistas del compositor andaluz Pedro
Bermúdez, del catalán Mateo Flecha “el Viejo” y, una muestra más de la
dispersión que salpica de vez en cuando a un festival autotitulado “de
música española”, del veneciano Andrea Gabrielli.
La interpretación de las obras
de estos renombrados compositores mostró las mejores cualidades del Coro
Barroco de Andalucía: gusto y delicadeza en la selección y ejecución del
programa; un gran equilibrio entre las voces, y un gran trabajo de conjunto
para acercar la música antigua al público interesado. El empaste sonoro del
conjunto, el trabajo de conjunto su homogeneidad, que llevaron al extremo
las voces femeninas, se evidenció aún más por contraste con la notable
heterogeneidad de las voces individuales y sus peculiaridades: riqueza
tímbrica de los altos y tenores, exigua profundidad en las voces graves y
limitación de registros de las sopranos.
La dirección de Lluis Vilamajó,
sobria y comedida, se extendió más allá del gobierno de las voces. Incorporó
sentido escénico del coro, siempre respetuoso con el carácter sagrado del
lugar donde se celebró el concierto. Probablemente en otro sitio, el
director hubiera acentuado el carácter teatral y jocoso del programa, que no
obstante tuvo sus momentos amables con las ensaladas de Flecha,
especialmente con la divertida y casi bailable La Negrita, obra que
repitieron para despedirse
Un detalle a cuidar en
otra ocasión, la iluminación del coro fue escasa y prácticamente no se
distinguía en las últimas filas de la iglesia, completamente ocupadas por el
público que asistió a este magnífico concierto. Así mismo, la fidelidad del
grupo con el Festival, su encendida interpretación en cada ocasión y su
decidida apuesta por la divulgación de la música bien merecería un programa
de mano más extenso. DIARIO Bahía de Cádiz Paco Mesa