“Vida y Color”: ni mucho menos,
un panfleto político
La opera prima del periodista y guionista Santiago Tabernero es una película
emotiva y emocionante, hecha con cariño, con unas justas dosis de poesía, que
retrata magistralmente un punto de inflexión crítico, pero esperanzador –aunque
no es ni mucho menos, un panfleto político-, en la vida de un muchacho, de una
familia, de un barrio, de un país... Y, por si fuera poco, todo ello presidido
por un ágil ritmo narrativo, que hace que la hora y cuarenta minutos de duración
se nos pasen volando |
Ficha Técnica:
Actor / Actriz: Silvia Abascal, Adolfo Fernández,
Maru Valdivielso, Nadia de Santiago, Natalia Abascal, Andrés Lima, Carmen Machi,
Ana Wagener, Pep Guinyol, Miguel Ángel Silvestre, Junio Valverde, Joan Dalmau
Cinemat/Montador: José Salcedo
Director: Santiago Tabernero
Fotografía: José Luis Alcaine
Guionista: Santiago Tabernero
Musica: Matthew Herbert
Producción: Loris Omedes, Gaizka Urresti, Luis
Ángel Ramírez
El núcleo de la trama son las vivencias de Fede
(Junio Valverde), un chico que vive el tránsito de la última niñez a la
adolescencia, la cual tendrá como hito un suceso terrible; el marco temporal:
los últimos días de un régimen que murió matando (Proceso de Burgos), los
estertores y la muerte oficial del dictador - el 20 de noviembre de 1975-; el
marco espacial: un suburbio de Madrid.
Pero
“Vida y Color” no es, ni mucho menos, un panfleto político. El tardo-franquismo
es un mero trasfondo, y la crítica a la dictadura es sutil, secundaria... Lo
importante es la intra-historia de una familia y su vecindario, de clase media
baja, vista desde la perspectiva de un chiquillo de unos trece años, un zagal
retraído, que sólo cuenta con la complicidad de una chica de su edad.
Para aquellos que nacimos entre los cincuenta y
los primeros sesenta, la cinta tiene una enorme carga emotiva... La ambientación
es, sencillamente perfecta: es un retrato fiel del escenario de nuestra niñez,
de nuestra adolescencia o primera juventud: la ropa, esas rancias tiendas de
ultramarinos, esos “manchones” o “descampados” -porciones de tierra sin
urbanizar- en los que gamberreábamos, las calles terrizas, los álbumes de
cromos de todo tipo, los bocadillos de nocilla o de chorizo de cantimpalo... En
definitiva, otra época, una época en la que España aún no había despegado hacia
el relativo bienestar y la libertad de los que hoy gozamos.
Magnífica, igualmente, la banda sonora...
Magistralmente enhebrada por un simbólico “Mammy Blue”, que deriva del pop-blues
al flamenco, hasta coronarse en la vibrante interpretación final de José Mercé.
Cuesta creer que nos hallemos ante la opera prima
del periodista y guionista Santiago Tabernero, quien consiguió con ella el
Premio del Público en el Festival de Valladolid (2005) y una nominación a los
Goya como mejor director novel.
Una película
emotiva y emocionante, hecha con cariño, con unas justas dosis de poesía (ojo a
la simbología: el túnel, el árbol seco, la televisión en color...), que retrata
magistralmente un punto de inflexión crítico, pero esperanzador, en la vida de
un muchacho, de una familia, de un barrio, de un país... Y, por si fuera poco,
todo ello presidido por un ágil ritmo narrativo, que hace que la hora y
cuarenta minutos de duración se nos pasen volando. |
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