El Carmina
Burana de Carl Orff, interpretado por la Filarmónica de Málaga y el Orfeón
Donostiarra, trasladan al público jerezano al misterio del medioevo
Lleno total
en el Villamarta de Jerez para escuchar al Orfeón Donostiarra y la Filarmónica
de Málaga, la noche del viernes 13 de octubre. El programa, a priori se
presentaba desigual, pues aunque sin solución de continuidad, se interpretaron
dos obras. La primera, de Jesús Guridi, “Cuadros vascos”, que, aunque sin duda
bien interpretada, no tenía mucho sentido el haberla programado junto al
“Carmina Burana” de Carl Orff, que trasladaba al público jerezano al misterio
del medioevo, gracias a los poemas goliardescos en latín del S.XIII |
Sala: Teatro Villamarta de Jerez
Programa:
I.- CUADROS VASCOS. J.Guridi.
II.- CARMINA BURANA. Carl Orff
Orfeón Donostiarra. Director: José Antonio Sáinz
Alfaro
Orquesta Filarmónica de Málaga. Director: Aldo
Cecatto.
Milagros Poblador, soprano. Luis Calero,
contratenor. Wolfgang Newerla, barítono.
Lleno total en el Villamarta de Jerez para
escuchar al Orfeón Donostiarra y la Filarmónica de Málaga, la noche del viernes
13 de octubre. El programa, a priori se presentaba desigual, pues aunque sin
solución de continuidad, se interpretaron dos obras. La primera, de Jesús Guridi,
“Cuadros vascos”, que, aunque sin duda bien interpretada por el Orfeón y la
Filarmónica de Málaga, no tenía mucho sentido el haberla programado junto al
“Carmina Burana” de Carl Orff, ya que ni por temática, ni calidad, ni
complejidad se justifica el interpretarlas en el mismo programa. Desde mi punto
de vista, esta introducción sobró.
El público, como viene siendo lo habitual cuando
se programa una audición en directo del “Carmina Burana”, suele llenar los
auditorios y va mentalizado para escuchar textos goliardescos en latín, con la
imaginación puesta en el medioevo alemán, gracias a los poemas de esta
recopilación del siglo XIII, y que fueron utilizados en parte por Carl Orff
(1895-1982) para su cantata escénica, del mismo nombre que la recopilación.
El éxito del “Carmina Burana” hoy:
Facilidad, Fuerza, Actualidad
Amantes de la música clásica y no, se dan cita hoy
día cada vez que una representación en directo de Carmina Burana se programa en
un teatro. Incluso gente no especialmente amantes de la música en general, se
acercan a ver la puesta en escena. Ello se explica a través de los sentimientos.
La música del genial músico alemán ,
Carl Orff, contiene todos los elementos necesarios para despertar múltiples
sentimientos en el espectador, a poco que se quiera estar abierto a esa
posibilidad. Desde la primera nota con que se abre el prólogo del Carmina Burana,
al espectador se le conduce por un camino que recorre su intimidad, y sus
sentimientos son llamados a interaccionar con lo que está sonando en el
escenario. Rápidamente el espectador entiende y siente las distintas melodías de
la obra, teniendo la oportunidad de retenerlas para sí fácilmente, a lo
largo de las tres partes de la misma.
La obra de Carl Orff necesita para ser
interpretada una gran orquesta, y un coro que le den la fuerza en los
momentos claves. Dos pianos y una multiplicidad de instrumentos de percusión
contribuyen decisivamente a darle este carácter a la obra. Sin duda estas
características del Carmina Burana también “enganchan” a mucha gente.
Pero sin duda otra de las razones poderosas del
éxito actual de esta obra de 1937, son las que nos llevan a indagar y rebuscar
en el misterio de lo medieval, de esa etapa de la humanidad que nos hace soñar y
viajar en el espacio-tiempo, lo cual está de plena actualidad. Si “Oh
Fortuna”, la pieza que abre el Prólogo: “Fortuna Imperatrix Mundi”, sirvió para
poner en ambiente la película Excálibur, no es menos cierto, que otras partes de
la obra también le habrían venido como anillo al dedo, a filmes como “El nombre
de la rosa” de Humberto Eco, o “El señor de los anillos” de Tolkien, o
cualquiera otro de los exitosos filmes basados en novela histórica o fantástica.
Orfeón, Carmina Burana y Villamarta
La representación del Carmina Burana del
Villamarta fue todo un lujo en lo que se refiere al Orfeón Donostiarra y a la
Orquesta Filarmónica de Málaga. Esta última supo aprovechar todos los recursos
que la obra permite a la percusión, de una manera extraordinaria, y por poner
alguna leve falta, decir tan solo que algunas partes fueron interpretadas un
poco rápido a mi manera de entender. El Orfeón estuvo sobresaliente.
La soprano Milagros Poblador tuvo una estupenda actuación, así
como el contratenor Luis Calero. El barítono Wolfgan Newerla tuvo altibajos, que
suplió con algún toque de “puesta en escena”, quizás un poco forzados. |
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