Una comedia disparatada con un
final ingenioso e imprevisto, donde confluyen personajes tullidos, deformes,
groseros, mamarrachos o disparatados.
La obra fue escrita en pleno
siglo de Oro español por la sevillana Feliciana Enríquez de Guzmán y fue
rescatada de nuevo para la escena, bajo la dirección de Juan Dolores
Caballero, en 1997 en una producción del Centro Andaluz de Teatro.
Comedia barroca, sus diferentes
cuadros son inimaginables en un contexto diferente del disparate. La
actualización de la obra consiste en el aliño de algunas escenas con un
toque andaluz actual, donde los actores incluso cantan flamenco y bailan al
compás del cante jondo.
Es destacable el hecho de ser
una producción bastante buena, sobresaliendo el vestuario utilizado por al
compañía, que de por sí constituye en gran medida la escena. Por su parte,
los actores hacen un trabajo excelente, resultando a la postre una comedia
del agrado del público desde comienzo a fin de la representación.
El disparatado argumento gira
sobre la intención de todos los “especiales” caballeros presentes, pues
pretenden a la misma dama. Esta, lejos de elegir, se manifiesta a favor de
quererlos a todos ¡a la vez.
Sin embargo, el padre de la dama
tiene otros planes, pues no sólo pretende casar a ésta, sino que quiere
también casar a sus otras dos peculiares hijas: Para ello, decreta unas
justas donde deberán luchar los caballeros pretendientes por las tres damas
en liza.
El final, impensable de
manera normal, resulta el propuesto por uno de ellos: Ni más ni menos que
todas las damas se casen a la vez con todos los caballeros, y al mismo
tiempo, de manera que habría un matrimonio múltiple con nueve contrayentes:
Los seis caballeros y las tres damas. Un disparate, en clave barroca y con
sonido andaluz.
DIARIO Bahía de Cádiz Jesús Sánchez Ferragut