Yllana-Imprebís,
“un viaje de absurdo”
en busca del legado de los Monty Python
Señorías;
catedráticos. Dispónganse a aprender en una clase con demostración práctica
incluida, cómo se estampa una tarta, de mil maneras, en la cara del compañero
para risotada general del público. Sin lugar a dudas fue el mejor “sketch” de la
noche, donde los Imprebís e Yllana nos demostraron cómo el eterno recurso de
arrojar un merengue en la cara de un cómico sigue haciendo reír al público.
Absurdo, si uno lo piensa bien, pero de eso se trata. Del teatro del absurdo.
¿Qué era lo absurdo de la situación, el hecho de tirarse una y otra vez tartas,
o el de que se hiciera en el contexto de una supuesta “clase magistral”? La
verdad es que da igual. La situación, el “sketch” es absurdo en sí mismo, y eso
es lo que hace reír a espectador |
Señorías; catedráticos. Dispónganse a aprender en
una clase con demostración práctica incluida, cómo se estampa una tarta, de mil
maneras, en la cara del compañero para risotada general del público. Sin lugar a
dudas fue el mejor “sketch” de la noche, donde los Imprebís e Yllana nos
demostraron cómo el eterno recurso de arrojar un merengue en la cara de un
cómico sigue haciendo reír al público. Absurdo, si uno lo piensa bien, pero de
eso se trata. Del teatro del absurdo. ¿Qué era lo absurdo de la situación, el
hecho de tirarse una y otra vez tartas, o el de que se hiciera en el contexto de
un a
supuesta “clase magistral”? La verdad es que da igual. La situación, el “sketch”
es absurdo en sí mismo, y eso es lo que hace reír a espectador.
El espectáculo comenzó con un “sketh cantabile”,
con cinco “calvos”, como se dice ahora, uno por cada uno de los componentes de
Imprebís-Yllana. Le siguieron una serie de “sketches” más bien flojos que otra
cosa: Unos porque no tenían la novedad que siempre requiere un espectáculo
supuestamente cargado de frescura e improvisación, y otros porque ya no
representan el absurdo, o al menos lo que hoy se nos antoja como absurdo ¿O
si...?
Sin embargo, lo cierto es que el espectáculo fue
creciéndose conforme iba avanzando la hora y media que duró, y los “sketches”
fueron subiendo el nivel, llegando algunos a cotas bastante altas, como es el
caso del de la agencia de viajes, o el de la crítica irónica del humor
germánico. A esas alturas del espectáculo, la ironía se servía acompañada de una
inmejorable copa de “Chateau de chatelet”, junto con la explícita escenificación
de currículos imposibles de haber sido vividos, por personajes en busca del “contramérito”.
El diseño del vestuario excelente, dándole muy
buena presencia al espectáculo, contribuyendo en cierta medida a la agilidad y
dinámica del mismo. También a buen nivel los efectos musicales y sonoros en
general.
Carles Castillo, Antonio de la Fuente, Sergio Mur,
José Antonio Mauleón y Diego Molero hacen un estupendo trabajo, donde además de
interpretar, cantan algunas canciones, también en clave de humor.
Un buen homenaje en general a los Monty Python,
con adaptación al humor español en algunos casos, y manteniendo en otros la
esencia abstracta del absurdo. Sin duda, lo mejor esto último, tan difícil de
conseguir sin tener que recurrir a la broma coyuntural o al personaje famosillo
de turno.
En general un espectáculo recomendable, donde se puede pasar un
buen rato riéndose de lo absurdo que pueden llegar a ser algunas situaciones de
la vida. |