Entre
seiscientas y setecientas personas se dieron cita en el Teatro Pemán para dar la
bienvenida a la formación musical Marlango, que reinició en Cádiz su actividad
de conciertos en directo tras un mes de vacaciones.
Los componentes de la banda estaban perfectamente
informados de la coincidencia del concierto con el evento más multitudinario del
verano gaditano: la final del Carranza y las barbacoas playeras. Y probablemente
por ello afrontaron con buen humor el espectáculo, para el que trajeron como
sorpresa unas máscaras de carnaval mexicano, que no dudaron en lucir en la
última canción, ante un público que supo apreciar el detalle “carnavalero” de
Marlango. Tanto Leonor Watling, la vocalista del grupo, como Alejandro Pelayo,
pianista y alma musical del mismo, agradecieron varias veces el que los
asistentes hubieran preferido el concierto a la final del Carranza. Alejandro
llegó a decir que Mágico González fue uno de sus sueños de niñez...
El
espectáculo de Marlango está en clave de treinta y tantos, que es la edad media
de los que anoche asistieron al Pemán. Bueno, eso en lo que se refiere al
público, puesto que en lo referente a la música, esta oscila entre el intimismo
de canciones como “Days are tired” al versionismo rebuscado de “Vete”. A veces
uno piensa que la Watling es una Norma Jean o una Margarita Cansino, con
vaqueros, si te dejas llevar por lo que oyes (y también por lo que ves...), como
es el caso de “Shake the moon”, aunque la canción gire en torno a un niño
travieso. Otras veces se ve la influencia “Beat” como el caso de “Once upon a
time”. Rock, jazz, y música para ambientes oscuros y cargados de humo de
cigarrillos, complementan las influencias de la música de Marlango.
En ocasiones, se aprecia el esfuerzo de A. Pelayo
por superar los excesos del “pentatonismo” del pop-rock actual, dándole a
algunas de las canciones un toque distinto, que sin duda, sube el nivel musical.
El concierto planteado en la noche del sábado por
los Marlango contenía música en estado puro, con independencia del estilo
acusado por cada canción. Un directo basado en el piano con sonido
piano-sin-artificios, y con las “Fender telecaster” dándole un toque “soft” a la
cuerda, prefiriendo que bajo-guitarras-batería fueran un todo unitario, redondo
y compacto.
También
música en estado puro y directo-directo es la trompeta de Oscar Ybarra, que le
saca un buen partido al instrumento, con sordina y sin ella, jugando con la voz
de Leonor y el piano de Alejandro.
El que suscribe, contó 20 canciones interpretadas
por Marlango, incluidas las cuatro propinas. El concierto tuvo dos partes,
aunque sin solución de continuidad. En la primera, un poco más monótona que la
segunda, interpretaron temas como “Days are tired”; “Maybe”; “Madness”;”Trains”;
“Enjoy the ride”; “Wrong way” y “Vete”. Luego hubo una segunda parte donde
Alejandro Pelayo, que estuvo hablador, a ratos, durante la noche, anunció que
comenzaba el cachondeo y que se acababa la elegancia y tranquilidad... Fue el
turno de canciones como: “Pequeño vals”; “Once upon a time”; “My love”; “Architecture”;
“Cry”; “Automatic imperfection”; “Shake the moon”; “I don´t care”; “Twisted &
sick”; “Tip toe; “The beat goes on”; “Walking in Soho” e “It´s allright”.
Un concierto tranquilo y agradable, con una puesta en escena
donde las luces son tan importantes como la música, y donde Watling no deja que
su rostro pueda ser apreciado sin el micro delante de ella, abusando un poco de
actitudes de actriz algo forzadas (sin llegar a la sobreactuación), que no se
comprenden bien en un espectáculo cargado de la naturalidad que da una buena
música cuidada para que suene estupendamente en directo. |
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