Puesta en escena sobria,
estética de café parisino, buena música, público demasiado distanciado. Ese
puede ser el resumen de una velada de jazz muy interesante protagonizada por
Gitanes Swing. Este ensemble tiene personalidad, desarrolla música de jazz
de muchos quilates y sus intérpretes demuestran creatividad. Música sincera,
directa, intimista, personal. Suficientes ingredientes para que les acompañe
el éxito del público donde vayan. No fue así en Sanlúcar de Barrameda,
quizás el frescor ambiental contagió al público que a medias llenaba el
aforo de los cuidados jardines del precioso Palacio Municipal. Ubicado en
ese entorno tan encantador y refrescante, el público se mostró en este
concierto siempre respetuoso, demasiado, y poco efusivo. Tampoco ayudó mucho
el grupo con su puesta en escena sobria y relajada, que puede funcionar en
salas de jazz pero no en un escenario al uso.
La propuesta musical de Gitanes
Swing sigue la estela del jazz-manouche de Django Reinhardt, Richard
Galiano, Martin Taylor y otros, aunque añadiendo ideas musicales propias en
los temas preparados por los imprescindibles cofundadores del grupo. Polo
Rodal y Fernando Vargas. .Ambos a la guitarra, ambos creadores, ambos
alternándose en perfecta sintonía en el liderazgo musical, Polo presenta un
toque dominador, más escénico; mientras que Fernando Vargas aporta la
delicadeza y emoción al equilibrio sonoro del grupo, adecuadamente
secundados por el resto de componentes.
La interpretación del grupo tuvo
sus altibajos, todo hay que decirlo, porque se la juegan en cada pieza.
Suenan bien empastados rítmicamente, tienen equilibrio sonoro, a pesar de
las evidentes distorsiones de los altavoces, aunque el resultado musical
recarga la tímbrica de agudos. El pasional Ramsés aportó color y viveza con
un violín en el que no abundaron los matices; José Aragón, un músico sobrio
y efectivo, demostró buen gusto en sus improvisaciones, no muy prolijas en
ideas; y Eugenio Gascón, casi siempre en un segundo plano, casi
imperceptible, debería arriesgarse más a poner en valor sus evidentes
cualidades técnicas de acordeonista.
En este concierto, los músicos
interpretaron algunas piezas contenidas en su primer disco Café Parisien.
Así, tocaron: Chez Fernand (Taylor), Swing 42 y Place de
Broukère (Reinhardt) entre otras de su repertorio, como Douce
ambiance (Reinhardt) o New York Tango (Galiano). Entre las obras
en préstamo, destacaría la versión del admirable Misterio con fuga y
tango de Piazzola, una obra técnica bien llevada por los intérpretes, en
especial por un sorprendente acordeón. En las obras de creación propia
Dragones amarillos de F. Vargas, Mussete Samois de P. Rodal y
Vals compartido (de ambos autores) destacaría la última por su
expresividad y textura, especialmente conseguidas con el violín.
Buen concierto el que
ofreció el grupo Gitanes Swing, a quien no le acompañó la suerte. Deseamos
que en Ronda, su próxima cita, tengan el éxito que se merecen.
DIARIO Bahía de Cádiz