Obra: Frenesí
Compañía: L’Explose Danza Contemporánea. Colombia.
Dirección y coreografía: Tino Fernández.
Producción en España: Elena Schaposnik - Celcit
Intérpretes: Marvel Benavides; Líala castillo;
Lina Gaviria; Ángela Cristina Bello; John Henry Gerena; Ángel Ávila; Alexis
Calvo; Wilman E. Romero; Yovanny Martínez.
Arriesgada representación de la compañía L’Explose
Danza Contemporánea en
el
Falla, al describir en clave de danza contemporánea la vida, la muerte, y la
sensualidad con la fiesta brava como marco de fondo.
Les transcribiré parte de lo que figura en el
libro divulgativo del FIT acerca de “Frenesí”: “En un espacio escénico frío,
cual morgue o carnicería, del cadáver surge el hombre y de su hombría la
batalla. La piel se expone, se mancha, se enrojece, se suaviza y se lacera; es
carne que se transforma en cuerpo. Un cuerpo marcado, un cuerpo que vibra ante
el dolor y allí se encuentra el placer que el frío del entorno parece negarle.
La crueldad es supervivencia, y la proximidad con el otro un instante que
quema, que doblega, que abusa y que mata”.
“Frenesí” es una coproducción de la 12ème Biennale
de la Danse de Lyon y el X Festival Iberoamericano de Bogotá. Pese al ambiente
de frialdad que la escena pretende transmitir, lo cierto es que la obra te puede
dejar de muchas maneras, pero no frío precisamente. Los
actores-bailarines-bailarinas tampoco se quedan fríos, pese a lo
ligero-ligerísimo de ropa con que actúan en las tablas, pues la verdad es que
sudan la gota gorda en la representación, debido a las exigencias de las
diversas acciones desarrolladas en la obra.
Indiferente tampoco te deja lo que has visto en el
escenario. Sería difícil tomar esa actitud, tras ver un amontonamiento de
cuerpos desnudos sobre la escena, las mesas de acero inoxidable tipo CSI donde
evolucionan parte del tiempo los actores, y el “vestuario” sado-maso del que
hacen gala el enano y una de las bailarinas.
Sin
embargo es cierto que hay que acudir a una explicación más o menos motivada de
lo que realmente se pretende representar, para encajar las piezas del
rompecabezas humano que constituye la obra en sí, ya que de lo contrario, la
verdad es que hasta prácticamente el final de la representación de la función,
no te das cuenta de que de toros va el asunto, ya que es cuando por fin uno de
los actores decide enfundarse un pantalón, o mejor dicho una taleguilla de
torero.
La obra venía precedida de varios premios, y
consiguió unos tres cuartos de entrada en el Falla. Silbidos (que no pitos en el
argot taurino) al comienzo de la representación, en gesto de piropeo a los
actores desnudos sobre el escenario. Luego diversos tipos de música aliñaron la
faena teatral, destacando la música techno machacante, y algún que otro
pasodoble. Tras la afortunada evolución de las diversas suertes que fueron
cayendo a lo largo de la noche, al final ovación y dos orejas (omito lo que
están ustedes pensando) que el respetable pidió para actores y dirección.
Particularmente, al final de la representación
anoté en mi libreta que tengo que empezar a ir irremediablemente al gimnasio,
después de ver lo que he visto en el Falla la noche del 23 de octubre de 2006,
en el FIT. |