Sala: Gran Teatro Falla
Obra: “EL TUNEL”.
Compañía: PENTACIÓN ESPECTÁCULOS (ESPAÑA)
Autor: Ernesto Sábato.
Adaptación: Diego Curatella.
Actores: Héctor Alterio; Rosa Mantenga; Paco
Casares; Pilar Bayona
Dirección: Daniel Veronesse.
Éxito de Alterio en la representación en el FIT de
la obra El Túnel, de Ernesto Sábato acerca de la complejidad del personaje
principal: un pintor perdido dentro de un oscuro túnel que le impide ver y
comprender a los demás.
La
obra de Ernesto Sábato, su libro, fue escrito en 1958. El argumento se basa en
un relato hecho por el propio personaje y nos trata de hacer ver lo complicado
de su personalidad.
Héctor Alterio interpreta el papel de manera
exquisita. Su acento argentino contribuye además a darle cierta ambientación. La
complejidad de la interpretación está en que se le exige al personaje –Juan
Pablo Castel- que sea narrador, actor y director de escena a la vez, y por si
fuera poco, cuando actúa como Castel-protagonista de los hechos, se
autointerpreta. Alterio lo advierte todo al principio de la representación,
sentado en una silla giratoria de madera, pero uno no toma conciencia de la
complejidad de la interpretación hasta que realmente estás metido en medio de la
representación.
Castel, el protagonista, que hace su aparición en
la cárcel, cumpliendo condena, nos presenta a la persona sobre la que hace girar
el objeto de la trama: María Iribarne, (interpretada magníficamente por Rosa
Mantenga) a la sazón la única mujer que ha llegado a comprender al complejo
personaje que es él mismo: el pintor Castel. El personaje nos describe a esta
mujer, nos cuenta su propia historia acerca de ella y con ella, y además actúa
esa historia. La supuesta “realidad” de los hechos se entremezcla con los
miedos, dudas, incoherencias y locuras del personaje.
Dentro
de toda esta gran trama dramática, el espectador, además de descubrir que lo que
se está contando en el escenario no es más que una versión de unos supuestos
hechos, contados por el protagonista, magníficamente contados, también descubre
una importante reflexión y cuasi tratado condensado de la locura del personaje:
una locura que va autoalimentándose día a día. Una locura que hace que el
personaje entre en conflicto día a día con el exterior, cortando traumáticamnete
los lazos de unión con los demás. Castel-relator, nos cuenta cómo utiliza la
violencia intelectual contra su amada María Iribarne. Esa violencia a su vez se
vuelve contra él mismo, deprimiéndolo y haciéndolo entrar en conflicto
permanentemente. La situación llega a la locura total cuando decide acabar con
la vida de ella. El relato y la puesta en escena que del relato hace el
personaje son impresionantes.
La obra, sin duda mantiene el pulso, el ritmo e incluso obtiene
la complicidad del público, en gran medida debido a la excepcional
interpretación que hace Héctor Alterio. De otro modo no podría enfocarse una
obra que no contiene adornos ni cambios de temática u otros recursos de refresco
para el público. Una obra que trata una problemática dura, profunda y no tan
lejana al público como a priori pudiera pensarse. Al fin a y al cabo, ¿quién no
ha querido alguna vez un amor perfecto? |