Sala: Gran Teatro Falla.
Orquesta Filarmónica Janacek de Ostrava
Director Jakub Hrusa
Violín: Roman Patocka
Programa:
ANTONIN DVORAK
Obertura “Carnaval”, Op. 92
EDOUARD LALÓ
Sinfonía Española para violín y orquesta, en Re
mayor, Op. 21
Allegro non troppo
Scherzando
Intermezzo
Andante
Rondo
ANTONIN DVORAK
Sinfonía núm. 6, en Re mayor, Op. 60
Allegro non tanto
Adagio
Scherzo (furiant) presto
Finale. Allegro con spirito
El programa que trajo al Gran Teatro Falla la
orquesta checa, responde a un esquema muy clásico y correcto, toda vez que nos
ofreció lo que se suele esperar para la ocasión: Música de un autor checo, el
genial Antonin Dvorak (Bohemia, 1841- Praga 1904), junto con temas de
inspiración española, los que compuso Édouard Lalo (Lille 1823- París 1892),
para su “Symphonie espagnole”.
El concierto empezó con la conocida Obertura
Carnaval, Op.92 de Dvorak, que consiguió animar al público, tras la briosa
interpretación ofrecida por el joven director checo Jakub Hrusa.
Tras
la obertura, y a modo de primer plato fuerte, la orquesta de Ostrava acompañó al
violinista Roman Patocka, en la interpretación de la “Sinfonía Española” del
compositor francés del XIX, Édouard Lalo. Esta composición, que creó ex profeso
Lalo para el violinista español Pablo de Sarasate, a la postre sería la que le
daría la fama definitiva al compositor francés, junto con el concierto para
violín y orquesta que compusiera un año antes que la sinfonía española. Es una
obra que llama la atención por su calificación como sinfonía, pues no tiene
tanto empaque sinfónico como cabría esperar, y sin embargo posee una variada
recopilación de temas españoles que van desde “el vito” a una “habanera”, lo que
la aproximan al calificativo de “suite”, con la particularidad, además, que está
concebida para el lucimiento del violinista. Se la ha tildado a esta sinfonía de
exótica a la par que descriptora de infinidad de recursos violinísticos para que
el solista se pueda explayar en la utilización de todas las técnicas del
instrumento. Ciertamente, no ha debido perder ese calificativo de exótica aún
con el paso de los tiempos, pues vimos a un Roman Patocka, muy en su papel,
luciendo un chaleco de colores y en una interpretación nada académica, sino más
bien efectista, cargada de connotaciones exótico-folclóricas.
Desde mi punto de vista, a parte del lucimiento
del violinista, lo mejor de la noche fue la sexta de Devorak. Ya el hecho en sí
de interpretar esta sinfonía, que es una de las tres donde el compositor Dvorak
alcanza las mayores cotas sinfónicas, es de agradecer, y sobre todo a una
orquesta checa. Y lo digo porque a lo que siempre está uno acostumbrado es a ver
y oír representaciones de la novena sinfonía “Del nuevo Mundo”.
Además de eso, decirles que la interpretación
estuvo sencillamente estupenda, con brillantez, compactada, sólida y denotaba un
rodaje bastante bueno de la orquesta, en esta gira que están realizando por
tierras españolas.
La fama de la que venía precedido el joven
Director Jakub Hrusa, ha quedado suficientemente justificada, al menos en la
interpretación que nos ofreció en la clausura del XXII Festival “Manuel de
Falla”. |
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