El compositor Tomás Garrido, director de la madrileña
Camerata del Prado y director invitado para este evento, consiguió que la
Camerata gaditana sonara compacta y equilibrada. La dirección de Garrido
puso intensidad y nervio al programa y prestó especial atención a la
conducción de los jóvenes intérpretes. Con los mimbres que tiene esta
Camerata, formada por nuevos músicos, tiene su mérito que la interpretación
sonara sin altibajos, equilibrada, con la dinámica adecuada, aunque algo
lenta. La elección de las obras tuvo en cuenta las características de la
formación y se reveló adecuada para el resultado final del concierto.
Comenzó el concierto con la poco
conocida Sinfonía en Sol Mayor del maestro de capilla dieciochesco
José Pons, pieza corta, sencilla y agradable que sirvió para entonar la
Camerata y demostrar su bien afinado sonido.
El Concierto para violín y Orquesta de Mozart gustó
en las manos de José Mª Fernández. La interpretación de violinista sonó
creíble, viva No todo fue perfecto, envarado en la polifonía, homogéneo en
la dinámica, con dudas en algunas notas y ciertos ataques desgarbados, irá
puliendo sin duda estos defectos para convertirse en el gran concertista que
puede ser. Su admirable interpretación del Concierto lo acredita En el bis
de agradecimiento a la calurosa acogida del público, el solita se mostró aún
más convincente en la interpretación en clave expresiva de la Partita BW
1002 de J.S: Bach.
La novedad del concierto fue la interpretación del
soliloquio Guzmán el Bueno de Tomás de Iriarte,
una de las figuras claves de la literatura española. Denominada
también por su autor como escena trágica unipersonal con música en sus
intervalos, la obra se desarrolla alternando pasajes musicales y poemas
recitados. El punto de mira descansó en el buen hacer de Ramón Langa que
puso garra y emoción a una composición aseada del escritor. Bastante larga
en su concepción, el dominio escénico del actor y las transiciones musicales
hábilmente llevadas por Tomás Garrido salvaron a la segunda parte de
resultar soporífera. DIARIO Bahía de Cádiz
CON MÁS LUCES QUE SOMBRAS
El concierto de la Camerata Gran Teatro Falla dio el cierre
al Festival Internacional de Música de Cádiz. El veterano Festival ha
transcurrido con más luces que sombras, donde han actuado formaciones de
reconocida valía como Kronos Quartet con otras claramente de compromiso. La
programación debe mejorar si quiere asegurar a Cádiz como un referente real
en música clásica, de la mano del Festival de Música Española de noviembre.
Mejorar significa aumentar la calidad de su oferta y el número de
agrupaciones internacionales; implicar al público gaditano y al aficionado
foráneo con tiempo y publicidad suficiente; alternar los grupos de
prestigios con quienes comienzan a deslumbrar en los prestigiosos concursos
que pululan por España, muchos de ellos extranjeros pero también españoles;
ampliar la oferta y alternarlas en diferentes escenarios; combinar los
conciertos con actividades culturales paralelas.
Con el largo recorrido que ya ha alcanzado este Festival,
se merece un mayor esfuerzo, previsiblemente económico, porque el interés y
trabajo de la Delegación Municipal de Cultura y de las entidades
colaboradoras en presentar una programación digna se reconoce notables.
Podría ser el 25 cumpleaños del Festival el momento de darle el empuje
requerido, camino ya de las celebraciones del Bicentenario.