Sala: Palacio De Congresos de Cádiz.
INTÉRPRETES:
Esperanza Fernández: Cantaora.
María Esther Guzmán: Guitarra clásica y arreglos.
PROGRAMA:
Joaquín Turina:
-Saeta en forma de salve a la Virgen Macarena.
-Farruca, op 45
Enrique Granados: Zambra y zapateado.
Joaquín Nin:
Tres canciones: Malagueña; Canto andaluz; Polo.
Manuel de Falla:
Siete canciones Populares Españolas.
El paño moruno
Seguidilla murciana
Asturiana
Jota
Nana
Canción
Polo
Isaac Albéniz
Tanga
Cádiz
Asturias
La
lluvia, que caía en tromba al salir del concierto, fue la responsable del
encuentro del que suscribe con la cantaora sevillana Esperanza Guzmán, en un
conocido local de restauración a la espalda del Palacio de Congresos. Fue una
casualidad, aunque es cierto que en los sitios hay que estar para que resulten
las casualidades…
Un
refugio de la lluvia. En la puerta del local, que sirvió de excusa para pegar la
hebra. Poco a poco la conversación fue fluyendo con Esperanza, que unos minutos
atrás nos había ofrecido su novedoso concierto, basado en un nuevo estilo que
interpreta piezas de la lírica española clásica con la técnica del cante
flamenco.
Enseguida la conversación se recondujo a su proyecto, a su intenso y flamenco
currículo, de quien lleva el cante en la sangre, por eso de la genética y del
arte. Esperanza, joven, y que no disimula su condición de flamenca por los
cuatro costados, cree en su nuevo proyecto y está dispuesta a echarle ganas y
corazón. Nos contaba a Paco Mesa (musicólogo y amigo) y a mí de su éxito en la
última Bienal de Sevilla, con el mismo programa que hoy (por el martes 20 de
noviembre) trajo a Cádiz.
Y
nuestra curiosidad nos obliga a preguntar y ella nos contesta con amabilidad y
desparpajo. Quiere saber de verdad nuestra opinión sobre el espectáculo, y le
damos ánimos para que investigue, para que use la técnica, y para que consiga
flexibilizar esa guitarra amarrada a la partitura
de la composición clásica, y
que le pueda dar aire a la cantante-cantaora. Y también le decimos que
profundice en la técnica del canto, para darle la oportunidad de su cuartito de
hora de brillo a la partitura desenlatada por el quehacer del intérprete a la
guitarra, que ya no es sonanta de tablao, sino instrumento de concierto. Y que
todo ello quizá se consiga haciendo e interpretando canciones ex profeso para el
nuevo estilo o para ella: Y ella, que nos atendía, asintió contándonos cómo el
compositor madrileño Mauricio
Sotelo ya compuso para ella en una ocasión, con la puesta en escena de “Nadie”.
(Mauricio Sotelo ha trabajado también con Enrique Morente, Arcángel, y otros
cantaores).
Un
bonito trabajo le queda por delante a Esperanza y a María Esther en su búsqueda
de esa lírica española cantada por una gitana valiente dispuesta a innovar y
progresar. Ojala que encuentre el camino y a quienes la apoyen en su trabajo,
que seguro que horas le echan al asunto.
Del
concierto, decir que tuvo una estupenda entrada y acogida de público. Y que lo
novedoso del estilo propicia que haya temas que salgan mejor y otros peor. Que
el “Polo”
lo cantó fenomenal, y que la guitarrista Maria Esther estuvo más
acertada cuando no sentía la presión y se fundía con su música. Su
interpretación de Albéniz, estupenda.
No me quedo tranquilo si no digo que mejor hubiera sido contar
con dos focos de luz blanca que las iluminara y creara algo más de intimidad en
la escena, que siempre es preferible a la frialdad del escenario desnudo del
Palacio de Congresos. Y la sonoridad debe estar muy cuidada, pues la
interpretación del “Asturias” de Albéniz sonó a veces raro al tocar algunos
acordes por culpa de los micrófonos. DIARIO Bahía de
Cádiz |