Sala:
Teatro Villamarta de Jerez
PROGRAMA:
EUGENE ONEGUIN. Escenas líricas en tres actos.
PIOTR ILLICH
TCHAIKOVSKY.
Libreto de P.I. Tchaikovsky y K.S. Shilovsky,
basado en la homónima novela en verso de Alexander Pushkin
Producción escénica del Festival de Ópera de
Oviedo. Producción Musical del Teatro Villamarta de Jerez.
REPARTO:
Oneguin:
Vladimir Chernov
Tatiana:
Irina Mateava
Lenski: Ismael Jordi
Olga: Marina Pardo
Madame Larina. Emilia Boteva
Filipievna: Mabel Perelstein
Príncipe Gremin: Felipe Bou
Triquet: Joseph Ruiz
Saretzki : Miguel López Galindo
Orquesta Filarmónica de Málaga
Director
Musical: Vladimir Ponkin
Coro del Teatro Villamarta. Director: Antonio
Martín.
Director de Escena: Horacio Rodríguez Aragón.
Tchaikosvky añadió al título de su Ópera basada en
la novela de Chéjov, “Eugene Oneguin”, la frase “Escenas líricas en tres actos”.
No estaba cien por cien seguro el compositor ruso más conocido de todos los
tiempos, de que su obra fuera a responder realmente a lo que se esperaba de una
ópera, según los cánones de la ópera italiana, que era la que estaba de moda en
la época, 1879, fecha del estreno.
DIARIO Bahía de Cádiz
Tchaicovsky, músico genial, supo sintetizar
diferentes estilos en su obra musical, sin que ello supusiera en absoluto la más
mínima incompatibilidad con el estilo propio y característico de su música, lo
que nos permite hoy día identificarla sin dificultad, aunque no se la conozca en
profundidad, y no confundirla con, por ejemplo la de Mózart, aunque Tchaikovsky
fuera un ferviente admirador y seguidor de la música del salzburgués.
Eugene Oneguin, ópera de esquema clásico, tiene
algunas particularidades, que van desde el gran romanticismo que desprende en el
primer acto, a la diferente importancia que da a los papeles de los actores, en
un caso exacerbando el desempeñado por Tanya, en detrimento del personaje
central del título de la obra, Eugene Oneguin, y por otro lado el que reserva al
Príncipe Gremin en el último acto. La obra destaca la importancia del
patriarcado en la sociedad rusa de la época, y describe situaciones reales como
el duelo entre Oneguin y Lenski, personajes que, tras una discusión por sucesos
que hoy día no tendrían sentido, pasan en cuestión de minutos, de ser amigos
íntimos a enemigos que se baten en duelo de fatal resultado.
La representación de la ópera Eugene Oneguin es
más frecuente de lo que a priori pudiera parecer, y sin embargo siempre suele
ser bien acogida por un gran sector del público que nunca la ha visto, y que no
ha reparado nunca en la producción operística de Tchaikovsky, que por otro lado
no es tampoco la que le ha dado la fama mundial al compositor ruso, pero que a
pesar de todo merece la pena dedicarle un poco más de atención.
La representación del Villamarta contó con la
actuación de Irina Mateava en el papel de Tatiana. La versátil soprano rusa lo
hizo francamente bien, cantando estupendamente el aria de la carta de la escena
segunda del primer acto, y haciendo pareja con el experimentado barítono
Vladimir Chernov, quien estuvo a la altura de las circunstancias, dejando
también una gratísima impresión en el Villamarta.
El tenor jerezano Jordi no se quedó atrás y nos
ofreció una interpretación de Lenski correctísima, superando los problemas de
dicción que el idioma acarrea en esta ópera.
Tengo especial predilección por el vals que abre
el segundo acto de Eugene Oneguin, y he de reconocer que la Orquesta Sinfónica
de Málaga lo plasmó fenomenalmente. El coro bien, aunque con algún altibajo en
el resto de la obra.
El resto de cantantes también tuvieron
intervenciones del nivel de la obra y representación, destacando las mezos
Marina Pardo y Emilia Boteva, así como los bajos Felipe Bou y Miguel López
Galindo. |