“Fadenco” es la definición,
inventada para la ocasión, que Dulce Pontes utiliza para referirse a lo que
hace en el escenario cuando canta junto a Estrella Morente. El término no
deja lugar a dudas: Comienza por una nota musical, suave, y acaba con la
rotundidad del español. Dulzura con temperamento. Como la otra invención “portuñol”,
que hace referencia al portugués españolizado o viceversa: Suave al
principio, pero con el carácter de la ñ española.
Pues eso, aderezado con el
viento de nuestro Mar Atlántico, es lo que definió el concierto con el que
Dulce y Estrella estrenaban el nuevo auditorio gaditano: El Castillo de San
Sebastián.
Las dos cantantes ibéricas suman
cuando cantan a la vez. Estrella pone la chispa. Dulce el dominio de la voz,
que saca adelante cualquier cosa por difícil que sea. En La orquesta,
guitarra portuguesa, viola y guitarra española. Palmeros, voces, y el buen
hacer del resto de los músicos que supieron fusionar, ligar y unir.
El concierto tuvo un comienzo
estupendo, donde ambas cantantes actuaron a dúo: “Nana”; “Nana de los
pastores”; “Pregones”; “Leva, leva”; “Milho verde”; “Los cuatro muleros”;
“Chiquilin de Bachin”; y “Como nossos pais” fueron los temas interpretados
en esta primera parte. Luego ambas, primero Estrella y luego Dulce, por
separado, se adentraron en sus raíces, Flamenco y Fado, cayendo un poco el
interés del respetable, que sin duda prefirió la mezcla-fusión de ambas
artistas.
Fue en la segunda parte del
concierto cuando sin duda alcanzaron el nivel más alto. Del otro lado del
Atlántico nos trajeron dos temas: “María de Buenos Aires” y “Volver”. Ésta
última estupendamente adaptada a las dos voces y estilos y con una fenomenal
puesta en escena.
Oficialmente el concierto acabó
con una zambra y con “Gracias a la vida”, con todos los músicos bailando en
el escenario. Pero hubo propina y cantaron una versión del Concierto de
Aranjuez. DIARIO Bahía de Cádiz